El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, declaró este sábado durante la inauguración de la presa Reyhanli en la provincia de Hatay que, si Siria no elimina las fuerzas kurdas ubicadas en la frontera sirio-turca, su ejército asumirá dicha responsabilidad.
“Los focos terroristas existentes en Siria se limpiarán como se nos prometió o lo haremos nosotros mismos”, agregó el mandatario turco, refiriéndose al Kurdistán sirio controlado por las Unidades de Protección Popular (YPG, por sus siglas en kurdo), zona también conocida como Rojava.
Erdogan agregó que “al frustrar los intentos de establecer un corredor terrorista a lo largo de nuestras fronteras, Turquía también mostró a nuestros hermanos y hermanas sirios que no están solos”.
Sin autorización del presidente sirio Bashar Al-Assad, Turquía realizó en octubre de 2019, un operativo militar en el Norte de Siria llamado Fuente de Paz, el cual se desplegó contra las fuerzas que controlan Rojava.
El conflicto turco-kurdo se remonta al siglo XIX, cobrando fuerza durante la Guerra Fría y reactivándose con intensidad desde 2011, durante el conflicto armado sirio.
El territorio Kurdo se divide entre Siria, Turquía e Irán. Esta nación carece de reconocimiento internacional como un Estado, después de que a la caída del imperio Otomano en la Primera Guerra Mundial, Francia e Inglaterra dividieran Medio Oriente según sus necesidades.
El pueblo kurdo ha luchado durante décadas por insertarse en la vida política y social de la región mediante partidos políticos, aunque gobiernos como el turco se empecina en mantener el asedio contra su pueblo.
En el Kurdistán yacen importantes reservas de petróleo y otros recursos de interés para las tres naciones con las que tiene colindancia. Solamente Siria ha reconocido ciertos derechos políticos de los kurdos.