¿Por qué la oposición mexicana quiere tanto a Biden?

¿Cómo confiar en una nación que desde 1823 postuló que “América” era para “sus” americanos?, ¿cómo fiarse de un país cuyas doctrinas se basan en el imperialismo, el colonialismo, el injerencismo, y todos los “ismos” habidos y por haber vinculados a la dominación del sistema mundo?

Si bien es cierto que la doctrina Monroe pretendía un plan para desterrar a las potencias europeas del continente americano, en el subtexto escondía las bases para lo que a la postre se convirtió en la dominación de los Estados Unidos por sobre los territorios al sur de su frontera, y a la poste, incluso más allá de los océanos gracias a la habilidad económica demostrada por la Casa Blanca con estrategias como el Plan Marshall. Entonces, ¿cómo confiar en un país así?

Pues la huella discursiva que dejó Donald Trump ha causado que el nuevo presidente de Estados Unidos, Joe Biden, sea presentado como un mecenas de la justicia internacional que habrá de poner orden en el mundo, cosa que resulta muy difícil de creer.

Por principio de cuentas, el caso de Trump es que, pese a sus desplantes internacionales, malo, malo, no era, sus puntos positivos habrán de aceptársele: pese a su pésima actitud contra Cuba, Venezuela, Irán o Palestina, naciones de por sí denigradas por cualquier mandatario estadounidense de los últimos tiempos, el ex presidente pudo por fin poner a la Casa Blanca frente a mandatarios como Xi Jinping, de China; Kim Jon-un, de Corea del Norte; intercedió para terminar con los conflictos entre Emiratos Árabes Unidos, Israel y Bahrein, entre otros temas diplomáticos.

Además, en cuanto a su política interna fue el mayor generador de empleos en más de 6 décadas y deportó menos migrantes que la administración de Obama. Con esto, no se pretende argumentar que Donald Trump fue un Ejecutivo ejemplar, pues queda lejos de eso; sin embargo, tampoco es el demonio que se ha mostrado a través de los medios de comunicación.

Por otro lado está Joe Biden, quien como vicepresidente de Barack Obama, no fue más que la sombra de un gobierno que fomentó la guerra en Medio Oriente y jamás hizo algo sustancial por los migrantes: en el primer mes de trabajo del mandatario afroamericano, 32 mil 419 mexicanos fueron deportados contra 12 mil 447 de Donald Trump.

Asimismo, en 2002 cuando los demócratas eran mayoría en el Senado y Biden era presidente del comité del Senado sobre relaciones exteriores, el ahora Ejecutivo fue pieza clave para aprobar la guerra en contra de Irak.  Además, en otro contexto, el hoy inquilino de la Casa Blanca ha sido acusado en un par de ocasiones de acoso sexual.

Es decir, Joe Biden comenzó su cuatrienio con sendas órdenes ejecutivas que en efecto, esperanza a migrantes, minorías y otros sectores sociales olvidados, o peor, denigrados durante el sexenio de Donald Trump, pero tampoco es que el demócrata sea el mandatario perfecto para solucionar el mundo.

¿Entonces por qué parece que la oposición en México enaltece como de formas sin sustento cuando no ha cumplido ni una semana de gobierno? La senadora Kenia López Rabadán expresó que Biden ha hecho más en 24 horas que el presidente, Andrés Manuel López Obrador, en dos años de gobierno; por su parte, Gilberto Lozano, líder del Frente Nacional Anti-AMLO, envió una carta a la Casa Blanca, en un movimiento ridículo, sin sustento diplomática, para pedir ayuda a Estados Unidos como oposición al Ejecutivo mexicano.

En las bases de la propaganda de Joseph Goebbels, uno de los puntos es que para generar ideas en la sociedad, basta con vincular dos cosas que no tienen nada que ver. Las condiciones políticas, económicas y sociales de los Estados Unidos y México son diametralmente distintas como para contrastar a sus mandatarios, pero existe una cruzada para hacerlo. Sin embargo, en tiempos electorales circulan locuras como que el presidente López Obrador es un Trump mexicano… Y vendrán cosas más ilógicas.

 

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