Turquía ha abierto un nuevo frente en su guerra de aniquilación en curso contra el Movimiento de Liberación Kurdo, esta vez apuntando a la región montañosa de Garê, en el norte de Irak, que sirve como base para las fuerzas del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK).
Las fuerzas turcas comenzaron su operación durante las primeras horas del 10 de febrero, atacando posiciones del PKK con aviones de combate y helicópteros Cobra y Sikorsky construidos en Estados Unidos.
Se conoció que los helicópteros se desplegaron desde el sur de Garê, lo que indica que su vuelo no comenzó en Turquía, sino en el territorio del Kurdistán iraquí. Este hecho apunta a la complicidad del Partido Democrático del Kurdistán (PDK) de Massoud Barzani en apoyar los objetivos de Turquía.
En el momento de redactar este artículo, las fuerzas colonialistas de Turquía están recibiendo fuertes golpes de la resistencia de las Fuerzas de Defensa Popular (HPG) y las Unidades de Mujeres Libres (YJA-Star) del PKK.
Varios partidos comunistas turcos que participan activamente en la alianza del Movimiento Revolucionario Unido de los Pueblos (HBDH), de la que el PKK es el componente más grande, también han señalado que están comprometidos o dispuestos a luchar en defensa de las áreas de la guerrilla, conocidas como las Zonas de Defensa Medya.
Aunque la naturaleza particular del ataque de las fuerzas militares turcas no se conocía antes del inicio de la operación, se esperaba desde hacía semanas.
El Movimiento de Liberación Kurdo y sus partidarios han estado advirtiendo de un ataque inminente contra la ciudad de Derik (al-Malikiyah), en el norte de Siria, o Shengal (Sinjar) en el noroeste de Irak.
El hecho de que se eligiera a Garê en lugar de Derik y Shengal no significa que la posibilidad de agresión contra otras partes de Kurdistán esté descartada.
Garê fue una apuesta más segura en términos de prevenir reacciones opositoras de las potencias occidentales, muchas de las cuales se han visto frustradas por una serie de movimientos nacionales e internacionales de Erdogan en los últimos años.
Una cosa es atacar a una fuerza considerada una organización terrorista por decenas de países occidentales, como es el caso del PKK. Otra muy distinta sería atacar una vez más el norte de Siria, donde varios países occidentales han establecido una alianza entre las Unidades de Protección Popular (YPG) y el PKK. Lo mismo podría decirse de Shengal, donde operan las Unidades de Resistencia Sinjar (YBS). Por supuesto, Turquía, no obstante, ve tanto a las YPG como a las YBS como meros nombres sustitutos del PKK.
Sin embargo, las fuerzas kurdas están atentas a que el gobierno turco del presidente Erdogan pueda estar empeñado en una campaña de aniquilación, que comience en esta primavera..
Lucha contra otra guerra de la OTAN
Debe expresarse de forma clara y categórica, sin confusión alguna: la guerra de Turquía contra el Movimiento de Liberación Kurdo es una guerra de la OTAN. En esta fase actual, Turquía parece disfrutar del apoyo inquebrantable de sus aliados de la OTAN para un ataque potencialmente enorme contra el PKK.
Sin embargo, no importa si en ciertos momentos hay ambigüedad o incluso oposición en nombre de algunos países dentro de la alianza, en una fase particular de la guerra (por ejemplo, como ha sucedido en el norte de Siria). No altera el hecho de que cuando Turquía está en guerra, también lo está la alianza.
El PDK también es culpable del proyecto colonialista y expansionista de Erdogan. Su participación es particularmente peligrosa, porque le da a Ankara las municiones para argumentar que no necesariamente están luchando contra los kurdos porque son kurdos, sino solo contra los terroristas.
Por nuestra parte, como internacionalistas socialistas, la solidaridad sigue estando a la orden del día. En una desafortunada realidad, para muchas organizaciones comunistas y socialistas en Occidente, Kurdistán no es un campo de lucha fácilmente comprensible. Incluso con la popularización del movimiento kurdo en los últimos años, desde la llegada de la Revolución de Rojava, la dinámica más amplia a menudo parece un poco turbia.
Sin duda, muchos están influenciados por un marco ampliamente difundido que presenta a los kurdos como meros peones del imperialismo, que carecen de agencia. Esto no solo deja caer la pelota por completo al tratar de navegar por la política de la región, sino que no permite entender que si alguien en la región comprende lo que significa el imperialismo, seguramente son los kurdos, que lo han sufrido desde que se firmó el Tratado de Lausana, en 1923.
Si queremos oponernos al colonialismo, apoyemos al Movimiento de Liberación Kurdo. Si queremos oponernos al chovinismo y la opresión nacional, apoyemos al Movimiento de Liberación Kurdo. Si queremos oponernos a la OTAN y sus conquistas imperialistas, apoyemos al Movimiento de Liberación Kurdo.
Para ello, apoyemos a las fuerzas atacadas, que decidieron ejercer su derecho a la autodeterminación y atreverse a pintar un retrato de un mundo donde la oscuridad del ayer es bañada por los hermosos colores del mañana.
El texto completo en https://www.kurdistanamericalatina.org/la-otan-vuelve-a-ir-a-la-guerra-contra-kurdistan/
Con información de Marcel Cartier en Green Left, Kurdistán América Latina.