Entre las gestas más reconocidas en nuestra historia, después de las tres revoluciones (Independencia, Reforma y Revolución), se encuentran la reforma agraria y la expropiación petrolera realizadas por el General Lázaro Cárdenas (1934-1940). Ambas producto de la lucha popular durante la revolución (1910-1917) y después por alcanzar el cumplimiento de la Constitución, la elaboración de las leyes correspondientes y su puesta en ejecución.
El decreto de la expropiación petrolera de marzo de 1938 fue resultado de la lucha de los trabajadores petroleros desde 1915 cuando se formó la Unión de Petroleros Mexicanos de la Refinería El Águila y estallaron huelgas en 1916 y 1917, la Unión de Obreros de Minatitlán estalló la huelga en 1921, año récord de producción y exportación de petróleo y en 1937 estallaron una huelga por el contrato colectivo y un aumento salarial. Ante el incumplimiento de las compañías petroleras del acuerdo de la Suprema Corte que reconoció el derecho de los trabajadores, Lázaro Cárdenas decretó la expropiación petrolera.
La respuesta del gran capital petrolero y del imperialismo estadounidense a la expropiación no se hizo esperar y fue múltiple: de boicot comercial y financiero a varias amenazas durante la larga negociación. El contexto geopolítico mundial, la segunda guerra mundial, hábilmente aprovechado por el General Cárdenas, permitió el éxito de la expropiación.
A lo largo de las cuatro décadas siguientes, el petróleo fue estratégico en el desarrollo del país y de las dos refinerías que existían en 1940 para finales de los años setenta existían seis refinerías, cuando se construyeron las últimas dos en Cadereyta, Nuevo León, y Salinas Cruz en Oaxaca. Durante las décadas del neoliberalismo, entre recesiones recurrentes, se saqueó a Pemex, se le endeudó y se le desmanteló. Recordemos que todos los ingresos de Pemex iban a financiar el presupuesto federal, alrededor del 30%,.Proceso que concluyó con la pérdida de nuestra soberanía energética, importando más del 70% del consumo nacional de gasolina.
El gobierno de la curta transformación, de Andrés Manuel López Obrador, ha planteado recuperar las actividades estratégicas, rescatando a Pemex y a la CFE. Se libró la batalla contra el huachicol, el robo de combustibles, de gasolina, se avanza en la construcción de una nueva refinería y se busca el saneamiento financiero de la empresa. El gobierno federal absorberá la deuda de la empresa y se reducirá la carga financiera de Pemex.
Hoy se anuncia el descubrimiento de nuevos yacimientos en Tabasco.
El petróleo, energético estratégico durante más de un siglo, enfrenta tres grandes desafíos: el control de las trasnacionales en la producción y el mercado (las famosas siete hermanas desde los años veinte), la política imperialista de los Estados Unidos, y la problemática ambiental que genera, desde su producción a su utilización industrial y de transporte.