1.- Los programas sociales avanzan, las obras también, pero, señor presidente, faltan; no es la hora de parar, al contrario, es el momento en el cual se tiene que seguir trabajando fuerte para consolidar lo que se tiene y encontrar nuevas vías de solución ante tantos problemas que se tienen en el país, más después de esta pandemia a la que, cuando se va a un paso de mejorarse, viene una nueva ola; en gran medida porque no se acatan las medidas de salud y de disciplina, por lo que cabe esperar un retroceso, al menos, de un mes después de este periodo de descanso que se toman como vacaciones, cuando no lo son, poniéndose en riesgo ellos y los que con ellos confluyen, hasta multiplicar el virus.
Señor presidente, seamos realistas, se está apenas en el inicio de la justicia social; fue tan abandonado el país por tantos años y con ellos a sus habitantes, sobre todo los de los estratos empobrecidos, que lo que se inició apenas el uno de diciembre del 2018 fueron los primeros intentos de llevar satisfactores mejores a las mayorías, por lo que le digo con conocimiento de lo que sucede, que queda mucho por recorrer para que se pueda decir que se está avanzando sustancialmente y sin peligro del retroceso que sería, sin duda, de consecuencias fatales porque se les arrebatarán sin consideración de ninguna especie estos beneficios, y serán aplaudidas las medidas por los detractores de los avances sociales, como que el atender a los más necesitados quita recursos para los lujos de unos cuantos, los que se tenían y nadie decía nada porque parecía natural, parecía que así sería siempre, y hasta se juzgaba como loco al que se atrevía a querer trastocar la rutina de los privilegiados, sus gustos y sus placeres, sus distracciones y sus excesos, sus comodidades que les eran tan naturales, y buenas. Cada quien tiene derecho a disfrutar de lo ganado, hasta de lo que no se necesita, y es más fácil mientras menos conciencia comunitaria se tiene, pero, aquí, esos gustitos de los pudientes, los pagaba el pueblo, precisamente el que más necesitaba, vía su trabajo, impuestos o las dos cosas, y como era de siempre, todos lo veían bien, como si se estuviera predestinado a la pobreza los más y a la riqueza los pocos.
Señor presidente, recién acaba de dar un paso trascendental a la justicia social al bajar la edad para recibir la pensión universal a los 65 años cuando que era a los 68. Sus críticos asiduos nunca aceptarán que usted decretó la pensión universal, es decir, igual para el que era jubilado de alguna institución, como el que no; además, lo duplicó, y vendrá más, 15 por ciento a partir de julio (cuando se inicia la segunda ministración), y el 20 por ciento en cada enero del 22, 23 y 24, hasta llegar a los seis mil pesos, y esa medida, señor presidente, ocasionó la furia de la derecha, no por las elecciones, sino porque detesta que se haga justicia social, temen que el pueblo se acostumbre a recibir apoyos que siempre se debieron dar, no en razón de dádiva, sino de justicia, pero no se hacía porque los gobiernos estaban ocupados en atender a los de su clase, que no había tiempo de ver a la ciudadanía de a pie, a la que no tiene coche, la que gana miserias y es explotada, la que carga sobre sus espaldas la producción nacional y recibe migajas; son los que construyen casas que no habitarán, los que confeccionan trajes que nunca verán en su guardarropa, ¿pero cómo se atreven siquiera a pensarlo?; para ellos dos pantalones y dos camisas raídas.
Señor presidente, las obras continúan, los programas asistenciales también, pero, no son suficientes, falta consolidar los que están y llevar más satisfactores, en razón de justicia, a los olvidados, los sin voz, los olvidados, los que, a fuerza de vivir la tragedia siempre, se acabaron las lágrimas o el llanto fue en silencio, y los de arriba se carcajeaban, hasta el 2018, cuando los ciudadanos de a pie vieron la luz y debe consolidarse en el 21 para que la derecha no retorne por sus negocios desde el gobierno a costillas de la población.
Señor presidente, obras y programas sociales avanzan, pero la derecha amenaza retornar
2.- La tercera ola de la pandemia se anuncia en cada fila de vacacionistas; es una pena.
3.- Parciales, sí, más que parciales, sus acciones así lo dicen; los cambios de última hora en las reglas del juego, bajar a candidatos es sólo el inicio; creo que vendrán cuentas a su estilo, por ello, si el árbitro está cargado a la derecha, la respuesta debe ser clara de parte de la ciudadanía, sin pausa; todos a favor de quien garantice que no se detendrán ni los programas de asistencia social ni las obras, y no será necesario que sea tan obvio.
4.- Claudia Sheinbaum nominada al premio del mejor alcalde del universo; si se le da, será más que merecido; su trabajo en la Ciudad de México ahí sigue, y se espera tanto más, y la señora es de las que no se arredran; tiene la capacidad, se rodea de eficientes y los frutos son los ideales, pero también falta, hay tanto que hacer en una ciudad y en un país al que entregaron hechos jirones, pero con esfuerzo y el respaldo de la ciudadanía se entregará una nación y una entidad más justas, más de todos, más perfiladas hacia la justicia social, más habitables, más hospitalarias, más amenas y más universales.