Las muertes por COVID-19 a nivel mundial serían entre 6,8 y 10 millones, dos o tres veces superiores a las reportadas

La agencia de la ONU para la salud observa que, además, un 90% de países reportan interrupciones en los servicios de salud esenciales y un 3% de los hogares gastaron más del 25% de su presupuesto en atención sanitaria en 2015. Pero no todos los datos son negativos, la esperanza de vida global al nacer ha aumentado de 66,8 años en el año 2000 a 73,3 años en 2019.

La Organización Mundial de Salud estima que el número real de muertes por CoVid-19 son 2 o 3 veces superior a los 3,4 millones de fallecimientos notificados actualmente a la agencia, según explica el informe sobre las Estadisticas Sanitarias Mundiales 021* publicado el pasado viernes 21 de mayo.
Es decir, las cifras reales de fallecidos podrían estar entre los 6,8 y los 10 millones.

A 31 de diciembre de 2020, las estimaciones preliminares sugieren que el número total de muertes mundiales atribuibles a la pandemia de COVID-19 en 2020 fue de al menos tres millones, lo que representa 1,2 millones de muertes más que los 1,8 millones notificados oficialmente.
La Organización destaca que la pandemia de COVID-19 supone una importante amenaza para la salud y el bienestar de la población a nivel mundial y obstaculiza los avances en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y otros programas ligados a la agencia.

El coronavirus afecta de manera desproporcionada a las poblaciones vulnerables, y corren mayor riesgo de contraerlo quienes viven en entornos superpoblados. Además, el estudio apunta que la falta de desglose de los datos favorece la desigualdad de los resultados sanitarios, ya que solo el 51% de los países incluyen datos desglosados en sus informes estadísticos nacionales.

Así, con un 90% de países que reportan interrupciones en los servicios de salud esenciales y un 3% de los hogares que gastaron más del 25% de su presupuesto en atención sanitaria en 2015, la cobertura sanitaria universal corre mayor riesgo de quedarse rezagada.

Pero no todos los datos son negativos, la esperanza de vida global al nacer ha aumentado de 66,8 años en el año 2000 a 73,3 años en 2019, y la expectativa de vida en condiciones saludables ha aumentado de 58,3 a 63,7 años.

Los mayores avances se están consiguiendo en los países de bajos ingresos, principalmente debido a la rápida reducción de la mortalidad infantil y de las enfermedades transmisibles.

Del mismo modo, también se ha logrado una reducción mundial del 33% en el consumo de tabaco, aunque en el otro lado de la balanza se indica que aumenta la obesidad en los adultos con registros de hasta una cuarta parte de la población de los países de ingresos altos en 2016.

Aunque las enfermedades no transmisibles representaron siete de las diez causas de muerte en el mundo en 2019 con millones de fallecidos, especialmente en los lugares con menos recursos, los decesos por esta causa también disminuyeron, tal y como afirma el director general de la Organización en el prólogo de la publicación.

El doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus destaca que también se ha producido un descenso constante de la mortalidad debida a los suicidios, homicidios, el envenenamiento no intencionado y las lesiones por accidentes de tráfico, pero que muchas más de estas muertes, que suponen un mayor riesgo para los hombres que para las mujeres, aún pueden prevenirse.

“Para cerrar estas brechas y cumplir los objetivos mundiales, debemos seguir centrándonos en la distribución equitativa de los servicios y el acceso a una atención sanitaria de calidad y asequible y a intervenciones eficaces en todos los países y para todas las poblaciones”, resaltó.

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