El secretario de Turismo del Gobierno de México, Miguel Torruco Marqués, participó hoy, de manera virtual, en la Junta Nacional de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), que en esta ocasión correspondió a su Comisión Nacional de Turismo.
En la reunión, el titular de la Secretaría de Turismo (Sectur) hizo una exposición de la Política Turística del Estado Mexicano, en la que explicó que en la actual administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, la filosofía y los principios del turismo son hacer de esta actividad una herramienta de reconciliación social, con generación de divisas, fortalecimiento de la inversión, desarrollo de empresas, creación de empleos y el fomento del bienestar.
Con la presencia de José Medina Mora Icaza, presidente nacional de Coparmex, describió la importancia de la industria turística en la economía del país, la cual en 2019 contribuyó con 8.7 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), 4.5 millones de empleos directos, que representan 8.9 por ciento del empleo total a nivel nacional, además de otros 6 millones de plazas indirectas; y con un saldo a favor en la Balanza Turística de 14 mil 700 millones de dólares.
“¿Cómo recibió el actual gobierno la industria turística del país?”, se preguntó y enfatizó que del 2012 al 2018 se canalizaron 54 mil millones de pesos al presupuesto federal de turismo.
Con estos recursos, México logró ocupar el séptimo lugar mundial como receptor de turistas internacionales, con 41.3 millones; pero ocupa el sitio 17 en captación de divisas, con un ingreso de 22 mil 500 millones de dólares, y el lugar 40 en el gasto per cápita, con un promedio de 545.3 dólares.
Por tanto, el secretario Torruco Marqués destacó que la potencialidad turística de un destino no se debe medir por el número de visitantes recibidos, sino por la cantidad de divisas captadas.
Señaló que prevalecían las viejas fórmulas, como la concentración del turismo en pocos destinos, la convivencia de opulencia y miseria, mano de obra barata, masividad y mercantilismo, así como dispendio.
Además del uso intensivo de recursos naturales, alta dependencia de algunos mercados y compañas de promoción muy costosas, una laxa normatividad, excepciones fiscales y nula diversificación.
Agregó que se identificaron los impactos negativos generados por el turismo a nivel global, como la alteración de la vida social, la saturación de destinos, el desequilibrio ambiental y la desigualdad social.
Expuso que en México, 92.5 por ciento del turismo internacional se concentra en sólo 6 plazas turísticas: Cancún, Ciudad de México, Los Cabos, Puerto Vallarta, Guadalajara y Monterrey; y del total de viajeros que llegan, el 56.1 por ciento provienen de Estados Unidos y 11.5 por ciento de Canadá.
Por tanto, las tendencias mundiales que han surgido para contrarrestar estos factores negativos, se ilustran con la prohibición de acciones de promoción, la disminución de flujos de turistas, el cierre de zonas para su regeneración, el aumento de contribuciones tributarias, la educación a turistas y la protección cultural, entre otras.
“Los efectos de la pandemia del Covid-19 provocaron un cambio en la política turística de las naciones y hoy sabemos que hay que adaptarnos, pero también que nos dejó la caída de economías, temor al contagio, respuestas inerciales de apertura, suspensión de eventos masivos, aumento de la desigualdad y distanciamiento social”, dijo.
Ante ello, enumeró las respuestas inerciales que se dieron para combatir efectos la pandemia anterior, como condonaciones fiscales, rescate de algunas empresas y grandes corporativos, y campañas costosas de promoción.
“Lo anterior nos hubiera llevado a descuidar la calidad de vida de los mexicanos y a afrontar costos elevados”, advirtió.
Por ello, aseveró que el Gobierno de México decidió no endeudarse desmesuradamente, optando por la solidaridad frente a los intereses de grupo; la gradualidad antes que la inmediatez; el futuro con visión de largo plazo, en lugar de acciones momentáneas y de corto plazo; así como la seguridad, responsabilidad y confianza, ante la desesperación.
No obstante, añadió que aún es pronto para hablar de los impactos de la pandemia, ya que ésta continúa vigente y ha modificado los escenarios.
Detalló que esta situación ha llevado a una transición de objetivos de la política turística en el modelo tradicional, pasando de privilegiar el crecimiento económico, a un desarrollo con bienestar; de la explotación del patrimonio, a su conservación; de la saturación de destinos, a un desarrollo regional; del enfoque mercantilista, a uno democrático; de una concentración de capitales, a una mayor calidad de vida de los mexicanos; de la dependencia de mercados, a la diversificación turística; del desarrollo desigual, al desarrollo sostenible; y de la alteración de la vida local, a la conservación y respeto a los derechos de las personas.
El secretario Torruco Marqués también explicó la creación de nuevos productos basados en proyectos estratégicos, como el Tren Maya y el sistema Aeroportuario, que incluye el Aeropuerto Internacional General Felipe Ángeles; además de los Programas Sustantivos que lleva a cabo la Secretaría de Turismo, como el de la Corporación de Servicios al Turista “Ángeles Verdes” y el Tianguis Turístico de México, que ha logrado realizarse en versiones digitales rompiendo con la inercia de la pandemia.
También habló sobre los nuevos productos Ancla, como el Museo Casa Manzanero, en Mérida; el Acuario de Mazatlán; y el Museo de la Hotelería Mexicana, en Orizaba.
En sus consideraciones finales, el titular de Sectur reiteró que el nuevo modelo turístico se ha encaminado hacia el bienestar de la población, hacia un turismo más justo, equilibrado, sostenible, confiable, seguro y responsable. “La meta de esta administración es hacer del turismo una herramienta de reconciliación social”, resumió.