Nosotros, los líderes de América del Norte, nos reunimos hoy en Washington, D.C. por primera vez desde 2016 para reafirmar la fortaleza de nuestra relación y para trazar un nuevo camino para nuestra colaboración, en un momento que enfrentamos retos globales muy complejos. Compartimos una visión de una América del Norte que permanezca como la región más competitiva y dinámica del mundo. Estamos determinados en que la democracia produzca un mejor futuro para todas las personas, creando las condiciones de prosperidad, sustentabilidad, seguridad, y equidad,así como apoyando a los más marginalizados y vulnerables entre nosotros. Nos encontramos unidos de manera muy cercana por la historia, cultura, un medio ambiente compartido, lazos económicos y familiares y creemos firmemente que al fortalecer nuestra alianza podremos responder a una gama cada vez más grande de retos globales.
Juntos somos una potencia económica. Con cerca de quinientas millones de personas, México, Estados Unidos y Canadá generamos cerca de un tercio de los bienes y servicios mundiales. Desde la firma de nuestro primer acuerdo comercial trilateral en 1994, el comercio entre las tres partes ha crecido más de 250 por ciento y ha formado la base para que juntos entráramos al acuerdo comercial más moderno e integral en el mundo en 2020: el Tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC). Somos más que socios comerciales, hacemos bienes juntos, tenemos plataformas de servicio integradas y dependemos unos de los otros para añadir valor a nuestras cadenas productivas. Esta posición de fortaleza nos ha permitido enfrentar la pandemia por COVID-19 y su impacto socioeconómico en la región, y nos ha llevado a este momento: un trampolín hacia una nueva era en la que podemos reconstruir mejor juntos como América del Norte.
Nuestra más alta prioridad hoy es manejar y terminar la pandemia por COVID-19 y generar una recuperación económica verde, equitativa e inclusiva. Nuestra visión es apoyar un crecimiento sustentable, infraestructura resiliente, construir sobre la base de nuestro acuerdo comercial para proteger los derechos de los trabajadores, y promover de manera activa la equidad de género, racial, étnica y social para desbloquear el tremendo capital humano de la región. Mientras las cadenas de valor en el mundo se contraen, buscamos profundizar nuestros lazos económicos, apoyar el desarrollo de las pymes y fortalecer nuestra seguridad colectiva, al mismo tiempo que mejoramos los estándares laborales y medioambientales. Nos comprometemos como gobiernos a priorizar de manera transversal en toda la agenda la solidaridad, cooperación, equidad racial, justicia, diversidad e inclusión como pilares centrales que reflejan nuestros valores y las sociedades justas y libres que aspiramos a crear en nuestras tres naciones.
Gestión de COVID-19 y fomento de la seguridad sanitaria mundial
Nuestro mundo se ha visto sacudido por la pandemia de COVID-19 y en América del Norte el impacto ha reforzado nuestra determinación de luchar juntos contra esta y futuras pandemias. Compartimos la visión de un mundo seguro frente a las amenazas sanitarias globales que presentan las enfermedades infecciosas, y colaboraremos para que el mundo y nuestras propias naciones estén más seguras y preparadas. Para asegurarnos de que estamos listos para hacer frente a la próxima pandemia y a otras amenazas sanitarias, buscaremos formas de reforzar nuestras cadenas de suministro médico, mejorar la distribución mundial de vacunas, apoyar la seguridad sanitaria mundial, invertir en nuestro personal sanitario y combatir la falsificación de medicamentos. También trabajaremos juntos para el reconocimiento de las vacunas contra COVID-19 consideradas seguras y eficaces por la OMS para garantizar una movilidad segura en la región.
Así como Estados Unidos compartió vacunas con Canadá y México en los primeros momentos de la pandemia, y México y Canadá han hecho lo mismo desde entonces a otros países, los tres países actuarán ahora juntos para hacer donaciones que ayudarán a satisfacer las necesidades no cubiertas de vacunas de la región de América Latina y el Caribe. También estudiaremos la fabricación de futuras vacunas para enfermedades más allá de la influenza en Norteamérica. Durante esta crisis hemos utilizado nuestros marcos existentes sobre pandemia e influenza para compartir información y mejores prácticas, y ahora nos comprometemos a reforzar estos planes más allá de la influenza para otras amenazas sanitarias mundiales.
Durante la pandemia, la crisis de los opioides se agravó y las muertes por sobredosis en Norteamérica alcanzaron máximos históricos. En Estados Unidos, estamos cerca del desgarrador hito de 100 mil muertes por sobredosis en un periodo de 12 meses. Este impacto también se observa en Canadá, con casi siete mil muertes por aparente toxicidad de opioides entre abril de 2020 y marzo de 2021, lo que representa un aumento de 88 por ciento con respecto al mismo periodo de tiempo anterior a la pandemia. Además, estamos experimentando una epidemia de salud pública por violencia armada, en parte debido a la desviación de armas de fuego hacia mercados ilegales. Por ejemplo, cientos de miles de armas de fuego cruzan hacia México anualmente, empoderando a las organizaciones criminales transnacionales y generando daños irreversibles a la sociedad. Para abordar estas cuestiones y proteger a nuestras comunidades de los daños que surgen del entorno global de las drogas ilegales y del tráfico de armas de fuego al que se enfrenta América del Norte, debemos tener un enfoque colectivo y coordinado. Nos comprometemos a seguir abordando estas cuestiones a través del Diálogo sobre las Drogas en América del Norte en 2022 y más adelante.
Fomentando la competitividad y creación de condiciones para un desarrollo equitativo y sustentable
América del Norte necesita cadenas de suministro resistentes, sustentables, diversas y seguras para garantizar nuestra prosperidad y seguridad económicas. Reconocemos que las amenazas globales pueden afectar la crítica capacidad de fabricación y la disponibilidad e integridad de los suministros de energía, bienes, productos y servicios críticos, y tenemos un objetivo común de hacer que las cadenas de suministro sean más confiables a medida que buscamos acercarlas a casa. Juntos, como aliados y socios que comparten valores, estamos unidos en proteger nuestra seguridad económica, energética y regional y fortalecer la capacidad de respuesta a desastres y emergencias internacionales, de conformidad con las políticas y prioridades de cada país. Estamos tomando medidas concretas para apoyar a las pymes y alinear las definiciones de industrias esenciales para minimizar las interrupciones y reducir la vulnerabilidad ante productos falsificados y pirateados que amenazan nuestras cadenas de suministro integradas.
Para que nuestras economías sigan siendo competitivas e impulsen nuestro crecimiento futuro, debemos crear las condiciones adecuadas para que las empresas y los trabajadores prosperen. Las buenas prácticas regulatorias, las sólidas protecciones de los derechos laborales, un ecosistema cibernético seguro y confiable, previsibilidad en las relaciones comerciales, una infraestructura crítica sólida, altos estándares ambientales y un diálogo continuo con actores diversos involucrados son prioridades clave. Debemos trabajar juntos para combatir las ciberamenazas compartidas de todas las fuentes, cerrar la brecha en el acceso a las tecnologías de la información y la comunicación y reafirmar nuestro compromiso de promover la seguridad internacional y la estabilidad en el ciberespacio de acuerdo con el marco de la ONU para el comportamiento responsable de los Estados. Las pequeñas y medianas empresas (pymes) son la columna vertebral de la economía de América del Norte, y tenemos la intención de tomar medidas concretas para ayudar a nuestras empresas a prosperar, incluida la inversión y la mejora de oportunidades para empresas lideradas por poblaciones históricamente marginadas para que puedan encontrar nuevos mercados en Estados Unidos, Canadá y México. Una economía norteamericana moderna y resiliente no tiene lugar para los bienes fabricados con explotación laboral, y reafirmamos nuestro compromiso de promover el respeto de los derechos humanos de los trabajadores y erradicar el trabajo forzado -incluido el trabajo infantil forzado- de nuestras cadenas de suministro. Además, trabajaremos con organizaciones privadas, públicas y de la sociedad civil para garantizar que todas las empresas sean tratadas de manera equitativa y tengan acceso a las mismas herramientas, oportunidades de inversión y tecnología necesarias para tener éxito.
Para garantizar que nuestras industrias de hoy y del futuro tengan el capital humano para tener éxito, planeamos fomentar la educación y la capacitación colaborativas en América del Norte y explorar nuevas asociaciones. Podemos apuntalar el crecimiento económico sostenible mediante la construcción de una fuerza laboral dinámica, uniendo nuestros esfuerzos en tecnología, desarrollo económico, cadenas de suministro y competitividad regional en sectores prioritarios.
Abordar la crisis climática
Nos comprometemos colectivamente a tomar medidas rápidas y coordinadas para luchar contra el cambio climático, que pone cada vez más en peligro nuestra prosperidad. En América del Norte hemos visto huracanes más frecuentes y poderosos que destruyen empresas y comunidades. Los incendios forestales han devastado nuestras granjas y hogares, y olas de calor récord, frío extremo y sequías han puesto presión a nuestra infraestructura y han provocado miles de muertes cada año y millones de pérdidas en cultivos dañados. El cambio climático también impulsa los movimientos de migrantes que llegan a nuestras fronteras. Reconocemos la importancia de los esfuerzos globales para limitar el calentamiento a 1.5 grados Celsius y compartimos la opinión de que la década de 2020 es una década decisiva para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Como nos reunimos en Glasgow este mes y nos comprometimos a hacer más para combatir el cambio climático, ahora nos reunimos en América del Norte para tomar acción.
El cambio climático representa una amenaza para nuestras economías y comunidades, especialmente aquellas que son vulnerables y desatendidas. Pero también presenta una gran oportunidad para reconstruir mejor, para crear empleos confiables y bien remunerados en mercados en constante crecimiento, y para posicionar a América del Norte como líder mundial en soluciones limpias. Nuestras tres naciones han firmado el Compromiso Global de Metano y planean desarrollar una estrategia conjunta para reducir las emisiones de metano y carbono negro.
Nos comprometemos a aumentar la ambición climática de la región y hemos prometido trabajar hacia una deforestación neta cero y un compromiso de conservar el 30 por ciento de la tierra y de las aguas de América del Norte para 2030. Nos comprometemos a mejorar nuestras estrategias oceánicas, priorizando la seguridad climática, la seguridad alimentaria y la biodiversidad. Nos comprometemos a trabajar en estrecha colaboración para acelerar el despliegue de energía renovable en América del Norte, reconociendo las políticas y prioridades respectivas y catalizando las finanzas y la tecnología al servicio de la energía renovable.
Los tres países tienen la intención de promover políticas ambiciosas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero del transporte en esta década, incluso acelerando rápidamente la transición a vehículos de cero emisiones, una tendencia del mercado global que ofrece una oportunidad histórica para América del Norte. En apoyo a este objetivo, los tres países se comprometen a lanzar esfuerzos para mejorar la cooperación en la transición con el objetivo de desarrollar una estrategia que asegure la competitividad, la prosperidad, la sostenibilidad ambiental y la inclusión social del sector en toda la región. Los tres países también trabajarán juntos para promover el compromiso de sus respectivas industrias de la aviación con el objetivo de cero emisiones netas de GEI para 2050, y para catalizar el uso de combustibles más limpios en sus sectores de transporte ferroviario, aéreo y marítimo. Acordamos trabajar juntos para acelerar la fabricación y el despliegue de vehículos de cero emisiones, mientras trabajamos para lograr un futuro totalmente eléctrico.
Nuestras ciudades y estados tienen una visión única para la acción climática, y los conectaremos para desarrollar un enfoquecoordinado de América del Norte para la acción climática en todos los niveles. Paralelamente, planeamos establecer un Plan de Trabajo de Adaptación Climática de América del Norte bajo la Comisión para la Cooperación Ambiental, que trabajará para mejorar los sistemas de alerta temprana para eventos extremos y promover soluciones de adaptación climática. Exploraremos compromisos para discutir e implementar mecanismos de protección para mejorar las condiciones laborales de los migrantes, como parte de acciones trilaterales para responder al cambio climático desde una perspectiva inclusiva. También reiteramos nuestros esfuerzos del G20 para eliminar y racionalizar los subsidios ineficientes a los combustibles fósiles que fomentan el consumo derrochador a mediano plazo, o para 2023 en el caso de Canadá, y para poner fin a la provisión de financiamiento público internacional para la nueva generación de energía de carbón en el extranjero para finales de 2021
Migración, desarrollo y una América del Norte segura
Los complejos factores que han provocado un extraordinario incremento en la migración en todo el hemisferio resaltan la necesidad de una cooperación regional ambiciosa. Reconocemos los retos sociales, de salud, económicos, de derechos humanos, medioambientales y de seguridad que enfrentan los países de origen, refugio, tránsito, destino y retorno. Esto requiere una respuesta regional coordinada, así como una respuesta global de recursos con respeto a la ley, basada en solidaridad con los migrantes y entre Estados, priorizando la migración ordenada, segura y regular.
México, Estados Unidos y Canadá buscamos promover el acceso a vías legales para obtener protección y oportunidad. Nuestra intención es trabajar juntos para enfrentar este reto en nuestro hemisferio. Reafirmamos nuestro compromiso, basado en una responsabilidad compartida, de adoptar un enfoque ambicioso y comprensivo a una administración de la migración segura, ordenada y humana. Esperamos poder seguir trabajando con socios en todo el continente americano para apoyar este objetivo.
México, Estados Unidos y Canadá tienen cada uno la responsabilidad de manejar, de una manera consistente con los compromisos internacionales y las leyes internas, el flujo de migrantes que cruzan nuestras fronteras internacionales, priorizando el respeto y la garantía de los derechos humanos.
Nuestra visión es fortalecer y aumentar el acceso a protección para refugiados, solicitantes de asilo y migrantes vulnerables en toda la región. Esto incluye oportunidades para acceder a vías de protección focalizadas, programas de integración y apoyo para los grupos con mayores riesgos, incluyendo personas desplazadas internamente y víctimas de trata y tráfico de personas. Podemos ayudar a que las personas encuentren sustento seguro y sostenible en sus propios países, prevenir su explotación y combatir su estigmatización debido a la xenofobia y al racismo. También nos comprometemos a fortalecer las oportunidades para que los migrantes puedan acceder a nuestros países por vías legales, ya sea por trabajo estacional y temporal, reunificación familiar o protección humanitaria, incluyendo el reasentamiento.
Estamos comprometidos a atender las causas de origen de la migración y a invertir en la región, priorizando la cooperación para el desarrollo a fin de crear oportunidades económicas para todos.
Buscamos promover vías migratorias regulares a través de programas de movilidad laboral, especialmente en el sector agrícola, incluida la intención de cooperar en el desarrollo de un diálogo para compartir planes de expansión, mejores prácticas y lecciones aprendidas de los programas de visas de trabajadores temporales. Apoyamos los esfuerzos multilaterales para desarrollar cadenas de valor e infraestructura física en el continente americano que genere empleo y crecimiento equitativo.
Nos comprometemos a ayudar a que otros países respondan de mejor manera a desastres naturales, a retos institucionales y a reducir la inseguridad alimentaria. También apoyamos foros multilaterales que atiendan los retos migratorios, como el Pacto Mundial sobre Migración, la Conferencia Regional sobre Migración (CRM) y el Marco Integral Regional de Protección y Soluciones (MIRPS). Invitamos al sector privado y a la sociedad civil a que se unan a nosotros en la implementación de los compromisos que hagamos hoy. Invitamos a más países a que se unan a nosotros para enfrentar los retos de una migración sin precedentes por medio de un nuevo y más ambicioso pacto regional sobre migración y protección.
Descubriendo todo nuestro potencial
La inclusión y la igualdad de oportunidades son esenciales para la democracia. La diversidad de la población de América del Norte es una de nuestras mayores fortalezas, pero para muchos, la participación plena y significativa en nuestras democracias y economías sigue estando fuera de su alcance. Las crisis convergentes de economía, salud y climáticas han puesto de relieve y agravado las desigualdades existentes. El impacto económico de COVID-19 ha afectado en gran medida la participación de las mujeres en el lugar de trabajo, devolviendo a las mujeres a niveles no vistos desde la década de 1980. Ha profundizado las disparidades que enfrentan los pueblos indígenas, las personas de color, las minorías religiosas, las personas LGBTI y otras personas históricamente desfavorecidas, marginadas y afectadas negativamente por la pobreza persistente, la desigualdad y el racismo sistémico. Nos mantenemos firmes en nuestro objetivo de justicia racial, equidad e inclusión para todos. Con ese fin, nuestros países mejorarán la colaboración en esta área trabajando hacia un plan trilateral para la equidad e inclusión racial. Reafirmamos nuestro trabajo para prevenir y responder a la violencia contra las mujeres, niñas indígenas y las personas de dos espíritus / personas de género diverso. Seguimos comprometidos a abogar a nivel mundial para eliminar las leyes y políticas que discriminan a las personas por su orientación sexual, identidad o expresión de género o características sexuales y para combatir todos los actos de violencia dirigidos contra las personas LGBTI. Nuestra diversidad es nuestra fortaleza y una clave para desbloquear nuestro futuro.
El camino a la Cumbre por la Democracia y a la Cumbre de las Américas
Como líderes democráticos, reafirmamos nuestro compromiso para proteger los derechos humanos, especialmente de las comunidades más vulnerables y marginalizadas históricamente. Nuestros países están determinados a reforzar la democracia en casa e inspirar el desarrollo de la democracia alrededor del mundo. En nuestro objetivo de luchar contra la impunidad y atender las desigualdades, reconocemos que la lucha contra la corrupción es un elemento esencial de la salud de nuestras democracias. Nuestros gobiernos esperan participar en la Cumbre por la Democracia y la Cumbre de las Américas como oportunidades importantes de juntarnos como región para refirmar nuestros valores y avanzar nuestras prioridades regionales de seguridad y prosperidad, así como comprometernos a afrontar la pobreza, enfocándonos en las personas más pobres del mundo, que viven con menos de dos dólares al día.
Juntos como América del Norte somos más fuertes y buscamos una mejor forma de reconstruir nuestras comunidades, infraestructura y nuestro futuro compartido como socios integrados. Continuaremos nuestro diálogo al más alto nivel el próximo año en México, en la CLAN 2022.
Washington, D.C., 18 de noviembre de 2021.
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