En los últimos meses, la economía mundial se ha visto envuelta en un estancamiento que mantiene a los mercados en vilo; asimismo, los inversionistas al parecer no encuentran las condiciones para especular en el terreno financiero; Alemania, Estados Unidos, China, Gran Bretaña, son algunas de las naciones a las cuales se ha responsabilizado de este fenómeno global.
Para tener una perspectiva más clara sobre la situación que se viene en la economía mundial, A Barlovento Informa consultó a un par de expertos en el tema, quienes nos aclaran las causas del estancamiento económico, así como los riesgos que existen ante este escenario.
La Unión Europea: Brexit, caída en la economía de Alemania, oportunidades para Francia
Entre el 14 y el 15 de agosto del presente año, se dio a conocer que la economía de Alemania sufrió un retroceso en sus exportaciones en un 1.8 por ciento; por otro lado, a finales de julio, Boris Johnson, del Partido Conservador de Reino Unido, ganó las elecciones para ocupar el cargo de primer ministro, por lo que se dio hasta el 31 de octubre para definir la salida de esta nación de la Unión Europea (UE), en un proceso mejor conocido como Brexit. Estos factores, sumados a otras dinámicas económicas, han creado cierta incertidumbre en los mercados globales.
Al respecto, Larse Pernice, doctor en Economía por la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), comentó para A Barlovento Informa: “El riesgo de una recesión está presente por las políticas proteccionistas que cada vez cierran más mercados y frenan al motor que ha contribuido al crecimiento en las últimas décadas: la integración y la liberación económica. Ahora hay algunos países que buscan cerrar el mercado, y por eso no será una gran sorpresa que al corto plazo frene al crecimiento económico”.
“La actitud proteccionista más clara han sido la de Estados Unidos y Reino Unido, a pesar que Reino Unido habla de que quiere ser una economía mucho más abierta, por eso se trata de un fenómeno de corto plazo”, pues el economista explica que, hipotéticamente, si este país finalmente sale de la Unión Europea, “va a buscar nuevos acuerdos y va a abrirse, hasta cierto punto y regresará a la senda del mercado abierto”.
Durante su mandato como primer ministra de Reino Unido, Theresa May buscó siempre el llamado “Brexit suave”, es decir, una salida de la UE que incluyera un Tratado de Libre Comercio para que su país no resintiera de forma estrepitosa el abandono de un sistema regional que da algunas certezas sobre los procesos de comercio exterior.
Uno de los fenómenos interesantes en la economía del Reino Unido, explica Pernice, es que el consumo ha aumentado; sin embargo, este sería un “consumo de miedo”, pues la gente está preocupada por posibles interrupciones de suministros, “por eso prefieren comprar ahora más para prepararse ante la posibilidad de un Brexit fuerte”, es decir, sin tratado económico, que generaría interrupción en las cadenas de valor y un derrumbe del 10 por ciento de la producción.
En contraste, otro de los temas en el Reino Unido, según el también catedrático de la UNAM en la carrera de Relaciones Internacionales de la FES Aragón, es que ha disminuido la inversión en planta productiva, por lo que, pese a que hay consumo en el mercado, no hay inversión en el sistema empresarial.
Por la naturaleza del bloque económico del que forma parte, esta problemática no sólo afectaría a la economía del Reino Unido, pues a mayor demanda podría existir riesgo de inflación; sino también a la economía alemana, de la que mucho se ha especulado en últimos días, pues en su segundo trimestre del año, registró una caída del 0.1 por ciento en su Producto Interno Bruto (PIB), lo que alarmó a los mercados internacionales ante una posible recesión técnica de dicho país europeo.
“Reino Unido es el tercer mercado más grande para las exportaciones de Alemania; primero es Francia, sigue Estados Unidos y después el Reino Unido (…) es por eso que Alemania no va a tener un futuro tan próspero, porque es una economía exportadora de productos altamente especializados y de capital. Eso que produce Alemania entra directamente a la planta de producción, por eso en el momento cuando la producción en el mundo va a la baja: Reino Unido, Estados Unidos, China, la economía alemana va a la baja aún más”, explica el también egresado de las Universidades de Wuppertal y Köln en Alemania y estancia en la Universidad de Birmingham, en Inglaterra.
Según datos de Santander Trade, Alemania es el primer proveedor de Reino Unido, recibiendo el 13.8 por ciento de sus importaciones de dicho país. A su vez, como lo indica el investigador, para los alemanes, el mercado británico es el tercer mejor destino para sus exportaciones, enviando 7.0 por ciento de su producción, todo esto a cierre de las cifras de 2016.
Alemania podría entonces, generar un problema para la economía internacional, y así lo indica para A Barlovento Informa, Octavio Amador Villalpando, editor de la sección de Empresas y Negocios del diario El Economista: “Alemania es el motor de la economía en la Unión Europea, que además, si se concreta la salida de Reino Unido de dicho bloque, el peso de Alemania como faro de la región va a crecer, y hasta que no esté claro el Brexit, veremos qué perspectivas toma la economía alemana como cabeza de la Unión Europea”.
En este sentido, ambos especialistas coinciden en que Francia podría tener una ventana de oportunidad para despuntar ante la desaceleración e incertidumbre de las potencias económicas europeas. “Si observamos la última crisis financiera de 2008-2009, Alemania ha sufrido más las consecuencias que Francia, por ejemplo; porque Francia es un país menos orientado a la exportación, sí exporta, pero no tanto como Alemania, y tampoco tan altamente especializado para bienes de capital, y ese fenómeno hace a Alemania muy vulnerable”, apunta Pernice.
Por su parte, Octavio Amador añade: “La segunda mayor economía de la Unión Europea es Francia; lo que pasa en Alemania importa en Francia y obviamente lo que pasa en Francia importa mucho en Alemania. Francia, además de ser otro de los pilares económicos de la UE, es también ese liderazgo que le da fortaleza a las decisiones de Berlín. Francia ha tenido unos últimos dos años convulsos, está la protesta de los ´chalecos amarillos´, saliendo a las calles por algunos ajustes económicos como el precio del combustible, el sistema de pensiones, flexibilización en el mercado laboral que son medidas necesarias para que Francia pueda hacer una economía más competitiva”.
Para Amador Villalpando, también egresado de la Facultad de Economía de la UNAM, el no lograr implementar estas políticas en Francia, “a trabado la posibilidad de hacer crecer la economía francesa, y son reformas principalmente inspiradas de lo que se ha hecho en Alemania, que es el líder y la muestra de las medidas de ajuste económico de la Unión Europea (…) y aunque el escenario ideal para Alemania es que la Unión Europea siga sus medidas ortodoxas, son políticas difíciles de asumir para economías más pequeñas”, esto debido a que las poblaciones han logrado tener “un piso mínimo de derechos sociales al que ahora es difícil renunciar”.
Estas políticas podrían ser el mantener en orden las cuentas fiscales, aumentar la edad de retiro de los trabajadores, incrementar las jornadas laborales, sobre todo, por el estándar tan alto en cuanto a competitividad que han puesto economías como China en el ambiente global. Al respecto, Amador Villalpando añade: “Francia es la economía natural que puede tener el liderazgo en la Unión Europea, que de hecho lo tiene en cierta forma, respaldando las medidas de Alemania, pero que tiene el desafío de aplicar estas políticas a su población, quienes, naturalmente, no quieren renunciar a sus derechos sociales”, insiste.
Estados Unidos: su economía en resistencia, los conflictos con China y Donald Trump
El 21 de agosto, desde su cuenta de Twitter, Donald Trump publicó: “Entonces, Alemania está pagando cero intereses y en realidad se le está pagando para pedir dinero prestado, mientras que EE. UU., Un crédito mucho más fuerte e importante, está pagando intereses y simplemente detuvo (¡espero!) Ajuste cuantitativo. El dólar más fuerte de la historia, muy duro con las exportaciones. ¡Sin inflación! …”.
A poco menos de un año de las elecciones en EU, en las que el propio Trump podría buscar la reelección, no es sorpresa que el mandatario haga sorna de otros países y enaltezca los logros que según él, ha tenido su administración en materia económica; sin embargo, hay algo que no está diciendo.
Para Octavio Amador, la economía que recibió Trump en 2016 ya traía un empuje importante de la administración que encabezó Barack Obama. “Donald Trump recibe una economía americana creciendo, se cuelga la medalla de tener a la economía de los Estados Unidos en la mejor forma de hace muchos años, pero lo que no dice, porque no le conviene políticamente, es que recibió una economía vigorosa, con una reducción muy drástica del desempleo que logró su antecesor, Barack Obama, quien sacó a Estados Unidos de la gran recesión del 2008-2009”.
Según el también especialista en divulgación de la economía, lo que hizo Donald Trump en 2017, “fue una reforma fiscal bajando la tasa del impuesto corporativo, es decir, una reducción de gravámenes que deben pagar las empresas, ciertas categorías sobre el Impuesto Sobre la Renta (ISR) de las personas, y con esto lo que hace es insuflar o darle más combustible a una economía que ya venía creciendo”.
El editor de El Economista, refiere a que este tipo de incentivos fiscales se presentan en momentos en los que las economías requieren la inversión de los empresarios para salir de algún estancamiento e incluso proceso de recesión; sin embargo, en el caso estadounidense, Trump inyectó más dinero en una etapa de crecimiento. “Eso, en un escenario regular, lo que hubiera generado es inflación, pero eso no sucedió en los Estados Unidos porque la demanda se había deprimido muchísimo durante la recesión”.
Otra de las explicaciones de por qué la economía de los Estados Unidos crece mientras que las de otros países como Alemania o Reino Unido se contraen, es que la productividad del trabajador norteamericano creció exponencialmente, explica Octavio Amador, por la tecnificación de la economía, la llegada de la tecnología 4.0 y su inmersión en más procesos productivos. “Al tener más productividad no existe tanto el riesgo de que al crecer la demanda de bienes y servicios en la economía, no haya la producción suficiente para responder a esa demanda; si hay productividad, los trabajadores están produciendo más por hora trabajada, entonces la economía no se sobrecalienta”.
Asimismo, el especialista explica, “la digitalización es una revolución de la que apenas estamos viendo fenómenos que nos están haciendo desafiar ideas que creíamos ya explicadas. Por ejemplo, esto de que en Estados Unidos se le esté inyectando más dinero a la economía y eso no esté generando inflación, tiene una de sus explicaciones en esto”. Además, añade, el factor tecnológico se suma a que la fuerza laboral se está degradando, por lo que, “si los trabajadores, aunque sean más productivos, ganan menos, demandan menos; entonces hay un efecto de compensación, porque hay más dinero en la economía, pero eso no necesariamente se traduce en un crecimiento acelerado de la demanda”, evitando así la inflación.
Por su parte, en cuando a la economía norteamericana, Lars Pernice piensa que: “Con Donald Trump no se sabe: se frena la confianza y la inversión”, en referencia a lo impredecible que es el mandatario. Asimismo, el académico explica que el proceso electoral norteamericano también genera incertidumbre, pues en este momento los inversionistas esperaran actuar hasta saber cuál es el proyecto que seguirá la Casa Blanca pasado 2020 y a partir de ello, definir sus movimientos en el mercado global.
“Por eso la inversión va a la baja y vamos a ver después de las elecciones qué puede cambiar, más aún si es un gobierno republicano central o un gobierno demócrata el ganador; pero también depende quién gane de los demócratas, pues si es alguien con mayor sesgo de izquierda, puede mantener el proteccionismo, con otras palabras, pero manteniendo la forma”, dice Pernice.
Para el economista alemán, la importancia de la postura estadounidense radicará en sí se mantiene el proteccionismo actual, enarbolado por Donald Trump y su constante impulso al uso de aranceles como método de presión. Si la política económica de EU, “es contraria a la condición ortodoxa económica de abrir mercados, se darán cuenta que cerrar no contribuye, por eso sí habrá una pequeña crisis; para Estados Unidos no será una crisis tan grave como la de 2008-2009, porque no será un acontecimiento repentino, en el que el banco central incrementó de pronto las tasas de interés, este sí fue paulatino y por eso muchos actores se están adaptando y no será tan dramático; pero habrá un bache y entenderán que el proteccionismo no es benéfico”.
Sin embargo, explica Lars Pernice, las ganancias de las últimas décadas en la experiencia de la liberalización del mercado, se ha concentrado en algunas cúpulas empresariales y de poder, lo que impulsa discursos extremistas, por lo que existen presidentes precisamente como Donald Trump. “La sociedad se siente desatendida y por eso ganan los liderazgos extremistas”.
La solución, nos dice el doctor en economía, es que los políticos moderados o de centro, tienen que ver “que el capitalismo sí genera ganancias, pero sólo puede funcionar por mucho tiempo si se facilita que todos participen de esas ganancias; si se concentran los beneficios monetarios del capital, hay riesgo de que los desatendidos voten por candidatos populares, que buscan destruir esa máquina dinámica de la economía; a veces sin querer, simplemente eligen instrumentos por ignorancia que frenan el avance económico”.
Además, al respecto Pernice añade: “Los políticos de centro son los que buscan que la riqueza sea accesible al mayor número de personas, que los incrementos económicos generados por ciertos sectores llegan también al bolsillo de la gente en común, a la gran masa de la población. Algo que creo que sí faltó en las últimas décadas es esa distribución, por lo que surgen los líderes extremistas apoyados por los desatendidos, y por eso habrá que reflexionar en tener una economía incluyente. ¿Es correcto que los representantes del sector dinámico tengan una ganancia mayor? Claro, así funciona la economía, es un incentivo para es desarrollar esos sectores, pero tampoco puede ser que se concentre y otros grandes sectores de la sociedad quedan desatendidos”.
Uno de los temas obligados al hablar de la economía de los Estados Unidos, es su relación con China. Sobre este tema, Octavio Amador comenta: “Será fundamental ver cómo termina desenvolviéndose, ver cómo termina marcando pautas para la forma en la que se va a reconfigurar el comercio internacional en los próximos meses. Está pendiente una negociación entre Washington y Beijing para definir si la Casa Blanca amplía el número de mercancías chinas con aranceles; si se cumple la última amenaza que planteó Trump, prácticamente el 95 por ciento de las importaciones estadounidenses de productos chinos estarían gravados”. Al respecto explica que el gobierno estadounidense mantiene este tema en pausa, aunque, asegura, un factor importante de la ecuación es lo impredecible que puede llegar a ser Donald Trump.
Por su parte, Lars Pernice aplaude la calma con la que el país asiático ha enfrentado la guerra, no sólo arancelaria, sino de declaraciones de Donald Trump; sobre esto, menciona: “Si los chinos actuaran un poco más agresivos de cómo lo han hecho, puede escalar esa polémica muy fuerte y eso generaría flujos de capital muy intensos, casi un ´tsunami financiero´ y se tendrían flujos dañinos para el sector productivo internacional”.
Sin embargo, Larce Pernice indica: “Donald Trump, si gobierna cuatro años, si gobierna ocho años, no es mucho tiempo; después de él tendría que surgir un presidente más cuidadoso, más diplomático, porque aunque Trump se dirija con grandes palabras, sin sustento, su país tiene instituciones que lo ha frenado en muchos aspectos; aunque él busque otras posibilidades, la sociedad estadounidense se da cuenta de que las promesas de Trump, ni son benéficas, ni rinden resultados”.
Según el catedrático alemán, “a la gente le interesa cómo le va en el bolsillo, y aunque en los primeros años hubo un poco de auge (en la economía norteamericana con Donald Trump en el poder), después va a bajar y la gente se dará cuenta de que su proyecto no funcionó y probará con otro”.
Es por eso que Pernice resalta la importancia de una economía con mejor distribución de la riqueza, así como la necesidad de mantener mercados abiertos al comercio, pues nacionalizar las economías, sería, dice el catedrático alemán, regresar a las condiciones de los sesentas, “tener un mercado más pequeño, tener una escala menor, reducir la productividad”, lo que no le gustaría a los grandes inversionistas.
Asimismo, Amador Villalpando resalta las quejas que el presidente norteamericano ha tenido con respecto a la Organización Mundial de Comercio: “Está pendiente la reconfiguración que ha demandado Donald Trump a la OMC; Estados Unidos se queja de que esta Organización ha sido parcial en los últimos años, de que se le han dado preferencias a países como India, China, que no deberían gozar de ellas; entonces, en el muy corto plazo, los mercados van a estar atentos a si se le suben decibeles a la guerra comercial o si existe ya un relajamiento en las tensiones y se reconfiguren las relaciones entre estos dos países”.
Finalmente, el editor de El Economista cree que no habrá recesión próximamente. “En términos globales para el cierre de año no estaríamos viendo una recesión; las dos economías más grandes del mundo seguirán creciendo, Estados Unidos y China; lo que sí pudiera verse es una desaceleración. La Organización Mundial de Comercio, la semana pasada dio a conocer su indicador del comercio global, que mide cual será la tendencia futura del comercio global y prevé una desaceleración, más no hablaríamos de una recesión. Habrá un crecimiento menos dinámico pero que sigue ubicándose en terreno positivo”.
Sin embargo, Octavio Amador sugiere que la esfera mediática y de la opinión pública debiera influyen en las dinámicas económicas internacionales, pues, indica: “la economía tiene que ver mucho con expectativas; las recesiones a veces son ‘recesiones autocumplidas’, cuando los agentes económicos piensan que en el futuro la situación se va a poner peor, muchos agentes económicos que podrían estar gastando y no lo hacen, retraen su gasto, las empresas y los consumidores posponen decisiones de inversión, y sin quererlo, propician el escenario de recesión o de desaceleración”.
En la siguiente entrega de este reportaje, tanto Lars Pernice como Octavio Amador realizan un análisis del impacto que el escenario económico internacional, descrito en el presente texto, tendrá en la economía mexicana.