Este domingo, el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, se ha enfrentado al Parlamento de su país después que los diputados se negaran a aprobar un préstamo por 109 millones de dólares para financiar la tercer fase del plan de seguridad ‘Control Territorial’, que busca fortalecer la seguridad del país y luchar contra las pandillas.
El cabildeo entre Ejecutivo y Legislativo comenzó el viernes, pero no fue hasta ayer que la tensión aumentó, cuando Bukele desafió a los legisladores al irrumpir en la Asamblea Legislativa junto con militares y policías para sentarse en la silla del presidente parlamentario y ordenó el inicio de la sesión, amparado, dijo, por un derecho divino, según El País.
Tras hacer una oración dejó la cámara para saludar a centenares de sus seguidores. El mandatario llamó a una insurrección popular, mientras la oposición exigió la intervención de la Organización de Estados Americanos (OEA) para frenar lo que han considerado un “autogolpe de Estado”.
El Fiscal de El Salvador, Raúl Melara, ha insistido en que no es correcto la presencia de fuerza policial y militar en el hemiciclo del Legislativo salvadoreño, pues no se deberían repetir “épocas que en el país ya creíamos superadas”, dijo.
La noche del domingo la Presidencia salvadoreña emitió un comunicado con declaraciones del presidente, que llamaba a la calma ante “la demanda de insurrección”.
La crisis comenzó el viernes, cuando el mandatario exigió a la Asamblea Nacional a que sesionara este domingo para aprobar el desembolso de los fondos, un financiamiento del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), que serán utilizados para equipar a la Policía y el Ejército dentro del plan de Bukele para enfrentar la violencia. Entre los equipos a adquirir hay helicópteros y un buque valorado en 26 millones de dólares. “Si los diputados no asisten, vamos a utilizar nuestros poderes constitucionales para hacer cumplir la Constitución”, escribió el presidente en su cuenta de Twitter.
A la sesión solo asistieron 28 de los 84 diputados. Bukele se amparó el artículo 167 de la Constitución, pero los diputados dijeron que no había motivos para invocar ese precepto constitucional, que prevé la convocatoria a sesiones extraordinarias del Legislativo en caso de emergencias nacionales. “Queda constancia que esta presidencia ha hecho los esfuerzos necesarios para resolver la crisis que se ha generado y para esos efectos se convocó a esta sesión plenaria, la que no fue posible realizar por no existir el quórum requerido”, declaró el presidente del Congreso, Mario Ponce, citado por France Presse.
Fue entonces cuando el mandatario llamó a una insurrección popular, apelando al derecho constitucional, y exigió la lealtad al Ejército, que lo apoya. René Merino, ministro de Defensa, emplazó el sábado a los militares a “obedecer al presidente de la República y comandante general de la Fuerza Armada en todas las ocasiones y riesgos, aún a costa de nuestras vidas”, explica la crónica de El País.
Bukele ordenó a sus simpatizantes a desplazarse hasta la sede del Legislativo y el despliegue de militares y policías, en un intento de presionar a los diputados para que aprueben los fondos. El mandatario gobierna con una Asamblea controlada por la derechista Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) y el izquierdista (Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional), nacido de la vieja guerrilla salvadoreña y al que perteneció Bukele.