Fabrício Queiroz, quien era colaborador de Flavio Bolsonaro, hijo del actual presidente de Brasil, investigado por cobrar parte del sueldo de los funcionarios que contrataba cuando ocupaba un escaño en la Asamblea Legislativa de Río de Janeiro, fue detenido por autoridades del país sudamericano.
Fabrício Queiroz, antiguo oficial de la Policía Militar de Río, fue jefe de Gabinete de Flavio Bolsonaro cuando el ahora senador ocupaba un escaño en la Asamblea Legislativa de Río de Janeiro. Fue detenido por orden del juez que investiga al hijo de Bolsonaro por corrupción. También se ha autorizado la detención de la esposa del policía jubilado, Márcia Oliveira de Aguiar.
En el momento de su arresto, Queiroz se encontraba en una casa situada en el municipio de Atibaia, en el interior del estado de Sao Paulo, y la cual está a nombre del abogado Frederick Wassef, quien ha actuado como defensa de la familia Bolsonaro en diversos procesos, retrató el medio DW.
El Consejo de Control de Actividades Financieras (Coaf), un órgano vinculado al Gobierno brasileño que examina hechos sospechosos de actividad ilícita, detectó que por una cuenta bancaria de Queiroz pasaron, entre 2016 y 2017, 1,2 millones de reales (hoy unos 240 mil dólares), una cantidad que según las autoridades era incompatible con el sueldo de Queiroz.
La Policía Civil ha realizado otros registros vinculados con otras personas investigadas que trabajaban en el Gabinete parlamentario de Flávio Bolsonaro. El ahora senador ha afirmado en una red social que está tranquilo con relación a la detención de Queiroz. “¡La verdad prevalecerá! Han movido otra pieza en el tablero para atacar a Bolsonaro. En los 16 años que fui diputado en Río, no hubo ninguna acusación en mi contra. Pero al salir elegido el presidente Bolsonaro ¡todo cambió! ¡Juegan duro!”, ha escrito en Twitter.
Queiroz, al que el presidente llama amigo, trabajó durante más de 10 años —desde 2007 hasta octubre de 2018— en el Gabinete del senador Flávio Bolsonaro, que fue diputado del Estado de Río por cuatro legislaturas. Su nombre empezó a sonar después de que un informe de la oficina de Control de Actividades Financieras (Coaf) de finales de 2018 mostrara movimientos en sus cuentas por valor de 1,2 millones de reales (225 mil dólares), entre transferencias recibidas y enviadas a lo largo de un año, una cifra que las autoridades consideraron incompatible con su sueldo y su trabajo. El escándalo sobre Flávio Bolsonaro estalló después de que su padre ganara las elecciones con una campaña en la que hizo bandera de la lucha contra la corrupción y antes de que tomara posesión.
El Coaf también consideró atípico que Queiroz recibiera transferencias de otros empleados del Gabinete, lo cual indicaría la existencia de un sistema de desvío de dinero denominado rachadinha, por el que los empleados devuelven parte de su salario a los parlamentarios que los emplean o a sus aliados. Otra transacción que llamó la atención fue un cheque de 24 mil reales (4 mil 500 dólares) a la actual primera dama, Michelle Bolsonaro. El presidente de Brasil afirmó en su día que se trataba de la devolución de parte de un préstamo que le había hecho.
En julio de 2019, el presidente del Supremo Tribunal Federal, Dias Toffoli, suspendió el caso provisionalmente por considerar que se había violado la confidencialidad, ya que el Coaf había compartido la información financiera del parlamentario con los investigadores. Esa decisión acabó congelando más de 900 investigaciones similares. Sin embargo, a finales de noviembre, el plenario del Supremo dictaminó que este tipo de procedimiento es legal y se reanudó la investigación contra el senador.
En abril de este año, el medio digital The Intercept publicó documentos y datos confidenciales de la Fiscalía del Estado de Río de Janeiro que indicaban que Flávio Bolsonaro había financiado con dinero público la construcción de edificios de grupos paramilitares de Río. Según los investigadores, que quisieron mantener el anonimato, Flávio actualmente recibe las ganancias de esa inversión a través de transferencias realizadas por el exasesor Fabrício Queiroz y por Adriano da Nóbrega, un excapitán del cuerpo de élite de la Policía Militar, que fue abatido en una operación policial en febrero en Bahía, retrató El País.
Según The Intercept, Flávio Bolsonaro pagaba el sueldo de sus empleados con el dinero de su Gabinete en la Asamblea Legislativa y luego Queiroz confiscaba un 40 poe ciento de esos salarios y transfería parte del dinero al excapitán Adriano da Nóbrega, considerado el jefe de la Oficina del Crimen, una milicia especializada en asesinatos a sueldo.
A mediados de mayo, un juez decidió hacer público un video en el que Bolsonaro expresaba posibles intenciones de abuso de poder ante las investigaciones contra sus hijos. “¡No voy a esperar a que jodan a mi familia!”, decía en la grabación el mandatario.
Asimismo, Bolsonaro dice algo que sus críticos interpretan como el reconocimiento de sus supuestas injerencias en el trabajo de la Policía Federal (PF), algo que el presidente niega pero por lo que ya se le está investigando en Tribunales de Brasil.
Con información de El País y DW.