1.- Son las disidencias de todo tipo las que rompen los moldes, las que son distintas, las que destruyen los paradigmas, y son las aliadas a los pueblos, las que tienden a mejorar las condiciones de vida de las mayorías en el área en la que actúen.
Los más grandes son los que tienen la fuerza suficiente como para marcar nuevos caminos por donde transitar al verdadero cambio, el sustancial, en bien de humanidad para mejorar sus condiciones de vida.
Esas disidencias van dejando en el camino de lucha a muchos compañeros, los que pagan, hasta con su vida, la osadía de romper paradigmas, de enfrentar al status quo, a los gobiernos, a la oligarquía y hasta a sus propios camaradas, en un esfuerzo titánico, el cual puede prolongarse más allá de una vida, dos o tres, y, en ocasiones, ni así se llega; apenas se inicia el proceso que siempre será largo, pesado y hasta mortal.
Es enfrentar hasta a los propios colegas que un día partieron con los disidentes, pero el sistema termina por cooptar a los más débiles de espíritu, para ser los beneficiados del mismo, aunque sólo sea con naderías.
Pero también se tiene que luchar contra los que no entienden que una mejor vida no sólo es posible, sino hasta necesaria; ellos, a fuerza de vivir en las limitaciones por tanto tiempo, les generó resignación y conformismo.
Este grupo no tendrá la capacidad de reconocer a los luchadores sociales, a los que mejoran sus realidades, superan lo establecido, pese a los riesgos que se corren en cada paso que se da, y no se reconoce, hay que decirlo, porque sus fuerzas se agotaron, pero también por infantilismo civil, se conforman con lo que se les puede dar, sin luchar por más, y existe hasta trampa, no son madres solteras, tienen su pareja, pero se inscriben como tales y no hacen ningún esfuerzo adicional.
Todos en la vida necesitamos un apoyo, un respaldo, un impulso, pero no podemos quedarnos en los impulsos ni en las dádivas, deben ser tomadas como paliativos, pero la lucha fuerte se tiene que hacer todos los días para superar el nivel en el que transitamos.
Por un lado los que son cooptados o comprados por el sistema, y otra los conformistas, los dos grupos impiden o frenan el avance.
Nadie discute que hay falsos personajes, también ambiciosos vulgares que sólo están en contra del sistema porque no les da nada, pero en cuanto les entrega las migajas, se dan por bien servidos y se convierten en los defensores recalcitrantes del sistema al que dijeron combatir por ser injusto, inequitativo, perverso y ofensivo, y se inventan sus subterfugios para justificar su nueva postura,
Mucho es el daño que ocasiona esta clase de personajes, son los que dan razones a los detractores del pueblo para que se ataque a los que verdaderamente sean los luchadores sociales, los que se juegan la vida en cada lance, los que tienen que luchar para resarcir en las bases la credibilidad, para conseguir su apoyo, cuando sus antecesores se dejaron llevar por el canto de sirenas o por un plato de lentejas, cegaron y cortaron la lengua a la ciudadanía que se entregó a ellos; dejaron en la clase trabajadora la sombra de duda permanente, la desconfianza.
El pueblo se queda con lo negativo y ante ello, llega a crucificar a sus redentores, cansados de soportar a los farsantes y defraudadores que pululan en todos los ámbitos existentes en el planeta y que son los responsables de retardar los movimientos sociales.
Existe una resistencia al cambio –no pocas veces llego a pensar que la sociedad lleva un intrínseco conservadurismo, un temor a que las cosas sean de otra manera, miedo al cambio, a la transformación- porque ello exigirá un desaprender para aprender las cosas nuevas, y no vive en todos la disposición plena para actuar de manera distinta a la acostumbrada, porque llevó años aprender lo que se sabe para que después se tenga que andar senderos distintos, o por los mismos, pero de otra manera, y eso no es sencillo ni de explicar, y mucho más difícil de actuar.
Pero, con todo, hay disidentes que no desmayan, que se entregan toda la vida por una causa comunitaria, que no se vencen ante las tentaciones ni las presiones, y ellos son los responsables de los avances sociales que se dan en la humanidad, los que generan que la riqueza se vaya distribuyendo de una mejor manera, los que logran que la humanidad dé saltos cualitativos que marcan un antes y un después, aunque, como siempre, surgirán otros que tengan ideas de mayor avanzada y que buscarán nuevos horizontes, en un fluir constante, en generar nuevos bienestares, en un fluir de la humanidad que siempre tendrá un sector de inconformes y cuestionadores sobre la realidad que se vive.
Todo es un proceso, todo fluye, no nos podemos bañar dos veces en el mismo río, y cada paso que se da, es pensando en un bienestar más grande y para el mayor número.
2.- Cienfuegos está en suelo mexicano, y dependerá de la justicia para que sea llevado ante los organismos responsables del caso, y no es el presidente el que se encargue de esas acciones, porque eso sería invadir áreas que no le competen.
3.- Frenaa debe salir, “sólo quedan vividores e infiltrados”, grita Gilberto Lozano, quien nunca estuvo en el plantón de casas vacías, más que para satisfacer su protagonismo.
4.- Mario Delgado tiene sobre las espaldas la gran responsabilidad de mantener la mayoría en la cámara de diputados y ganar la mayoría de las gubernaturas en juego para vencer a la derecha beligerante y golpista que quiere hacerlo desde el recinto oficial, pero el pueblo tiene sobre sí la gran responsabilidad histórica de respaldar la cuarta transformación, y sólo se puede lograr si se es triunfante.