Por la libre: 1.- El clero en la historia nacional 2.- Anaya previsible 3.-PRI-PAN 4.- Calderón

1.- El alto clero, lo subrayo, siempre ha estado del lado de los poderosos en el país. Para defender la conquista aconsejó sometimiento y en no pocas ocasiones violó el secreto de confesión para entregar información para que cualquier grito de rebeldía o de escape se frustrara; con los invasores llegó, con los invasores se mantuvo en la conquista y en la época colonial, cómplice siempre de las violaciones, del maltrato a los indígenas y los esclavos, aceptando que las leyes de Indias se acataran, pero no se cumplieran, en juego de complicidades tan propio del poder, en donde curas que ayudaron al indígena son las excepciones que confirman la regla, dejando una estela de injusticias, no sólo toleradas, sino hasta alentadas, a cambio de pingües beneficios.

Sentados a la mesa el invasor y el cura, todos rodeados de delatores de los oprimidos. Silencio de siempre de la autoridad.

En los años previos a la lucha por la independencia, el ambivalente papel de Manuel Abad y Queipo que terminó por excomulgar a Hidalgo, cura también, como Morelos, pero no del alto clero, los del alto clero pa’bajo nunca han sabido mirar, del lado de los conservadores, de Antonio López de Santa Anna, de los norteamericanos en 1947 que culminó con los Tratados de Guadalupe Hidalgo el dos de febrero del 48; y luego contra le ley de desamortización de los bienes eclesiásticos en el 56, la constitución de 1857 y la Guerra de Reforma de 1858 al 1861, las Leyes de Reforma del 59-60 que separaba a la iglesia del estado, una iglesia de cientos de propiedades improductivas, en manos muertas, mientras que la población se encontraba en la miseria, y fue necesaria la guerra porque la misericordia de la iglesia fue, es y será, sólo de dientes para afuera en el país.

Y todavía más, no sólo fueron a ofrecer el país a un príncipe extranjero, sino que le dieron cobijo al invasor, y en todos los puntos estuvo el alto clero, el mismo que, ante Maximiliano pensó que se tendría el apoyo, pero fue lo contrario y con ello se abandonó al extranjero liberal, quien hasta propuso a Juárez el acercamiento, pero el oaxaqueño, como era de esperarse, no transigió, y, al final, el Sitio de Querétaro, el fusilamiento en el Cerro de las Campanas, y todo lo que sucedió en el entorno, excelentemente recreado por Fernando del Paso en Noticias desde el Imperio, y el alto clero rumiando la derrota, una más, porque es imposible el triunfo de la reacción; al final siempre perderá porque la vocación del pueblo mexicano es de libertad, y siempre terminará con la entrada del Ejército Trigarante, con la separación de la iglesia y el estado, la Guerra de Reforma y el Cerro de las Campanas; y sus triunfos, sólo parciales, al final sale la luz de la libertad.

El clero estuvo del lado del hacendado y su derecho de pernada, su tienda de raya, todos los despojos de las tierras y otra vez el enterarse en el confesionario para dar la alerta, pero un día el pueblo se rebela, y después de la derrota en Juárez, Porfirio Díaz renuncia, y otra vez el clero fracasa, pero insiste, conspiró contra Madero y al Chacal lo festejó con un te deum el 24 de febrero de 1913, dos días después de los asesinatos de Madero y Pino Suárez, con lo que se quita la máscara el alto clero, y nuevamente, al final, pierden la iglesia y el resto de los conservadores, aunque el daño deja miles de muertos y pobreza.

El alto clero no para y vienen los cristeros, los que, después de misa salían a violar maestras y desorejar maestros, y luego, el mismo clero, al llegar a un arreglo con el poder, dejó abandonados a su suerte a los que le sirvieron, a los que utilizó hasta lograr sus fines, y todo al ritmo de fanatice-use-tire, y eso me conduce al bifrontismo clerical, de lo que hablaré en la próxima entrega, mientras queda clara la explotación clerical a la buena fe de los mexicanos, un pueblo que ya desde antes de la llegada de los españoles tenía una profunda religiosidad, y a sus imágenes femeninas les subieron el color y se inventó una historia para ganar adeptos, incrementar ganancias, lo de siempre, como cuando se encontraban huesos y a alguien se le ocurría decir que fueron de algún santo, y con eso nuevos templos, limosnas, ganancias, feligreses para el alto clero de siempre.

2.- Enrique Alfaro sufrió revés de la SCJN que rechazó recurso para frenar la extinción de fideicomisos, lo que ejemplifica que una cosa es tener razón legal y otra la necedad, tan recurrente en el ala de la derecha, en el juego de imponer su verdad por encima de la razón, y por ello fracasa, sobre todo cuando se está ante la imparcialidad de la justicia, lejos de los tiempos en los cuales el tráfico de influencias era lo cotidiano, pero, aunque en el aparato de justicia todavía quedan resabios, sí hay avance, lo que es otro de los puntos que son parte de la Cuarta Transformación que se sigue extendiendo en el país.

3.- La mafia del poder no puede estar separada, antinatura o no, soportando el tufo del otro, pero cerca, ahí el tricolor, el blanquiazul y lo que queda del perredismo, y los tres con la intención de llegar al poder para echar atrás las reformas logradas por el pueblo y sus representantes en el congreso, el cual ahora quieren dividir para provocar una parálisis legislativa y con ello dificultar la transición hacia la justicia social, por lo que se deja en el pueblo la determinación, y él sabrá si quiere frenar la transformación del país o si su deseo es el de seguir pensando en sacar de la pobreza a la población.

4.- Ahora resulta que Calderón evitó que corrieran a Carmen Aristegui, cuando lo balconeó por su problema con el alcohol. Señor Calderón, ¿quién piensa que le va a creer?.

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