Desde que se firmó la primera carta de intención con el Fondo Monetario Internacional que entró en vigor en 1977, la política salarial estuvo sujeta a un férreo control neoliberal haciendo recaer el costo de la crisis en los trabajadores. Mientras la inflación superaba el 30, 50 y hasta el 100 por ciento, los salarios se sujetaban a los topes salariales que no rebasaban el 10%. Fue así cono el salario perdió más del 70% de su poder adquisitivo.
Y en este siglo el aumento salarial se fijaba según la estimación del Banco de México de la inflación y siempre la inflación superaba al incremento salarial. Y continuó cayendo el poder adquisitivo del salario y se necesitaban cerca de tres salarios mínimos para cubrir el costo de la canasta básica.
Al mismo tiempo que la precarización del empleo se generalizaba y la mayoría de los trabajadores ganan entre 0 y 3 salarios mínimos
Alrededor del 30% de la población ocupada labora más de 48 horas a la semana y el 42,7% lo hace entre 35 y 48 horas; del total de mujeres trabajadoras, las que tienen esa pesada jornada representaron el 19.5%.
Por las políticas neoliberales los trabajadores mexicanos registran uno de los salarios más bajos del mundo, incluidos los trabajadores de Nuestra América. Sólo Haití y Nicaragua reciben un salario menor.
Este bajo salario acompaña al mercado de trabajo informal, donde laboran más del 60% de los trabajadores en nuestro país, ahora registrado también en el outsourcing, en la subcontratación. Situación pendiente de su examen y reglamentación en la Cámara de Diputados.
Hay que tener presente que el salario es uno de los temas puesto sobre la mesa en la aprobación del TMEC y seguramente lo será en el nuevo gobierno estadounidense con Joe
Biden. El salario mínimo en México es menos de 10 dólares diarios, poco menos del salario mínimo por hora en Estados Unidos que es de 10.80 dólares.
La política salarial del actual gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha cambiado radicalmente y el salario mínimo ha registrado un incremento significativo, en particular el de la Frontera Norte y ahora también el de los trabajadores agrícolas del Valle de San Quintín en Baja California.
