Uno de los primeros aspectos a recuperar es el carácter estratégico de la generación eléctrica y, por lo tanto, su consideración como un asunto de seguridad nacional. Y, se admite, según la Secretaria de Gobernación, la participación de particulares con reglas y límites.
La iniciativa preferente que envío el presidente, Andrés Manuel López Obrador, a la Cámara de Diputados, para reformar la Ley de la Industria Eléctrica del 11 de agosto de 2014 de Peña Nieto, que se promulgó en el contexto de las contrarreformas energéticas aprobadas, como ahora sabemos, con la compra de votos de diputados, y en la que se reiteraba el contratismo abierto en la compraventa de energía con los participantes del mercado, de interconexión, para suministro básico, o para el control operativo del sistema eléctrico nacional.
Ahora la propuesta de AMLO propone recuperar la rectoría del Estado, profundizar cambios ya iniciados, garantizar la seguridad energética, pieza clave de la seguridad nacional e incluye no incrementar las tarifas de electricidad.
Propone dar prioridad a la energía generada por las hidroeléctricas y en otras plantas de la CFE, eliminar subsidios a los generadores privados y también permitir la producción privada. de energía eólica, solar o de ciclo combinado.
El fareseismo del PRI se registra en su enésima oposición a las políticas públicas de la cuarta transformación, cuando, no hay que olvidar, que siempre estuvo de acuerdo con la privatización del sector que viene desde Salinas, se constitucionalizó con Zedillo y avanzó con Fox y Calderón. La oposición del PAN ratifica sus posiciones reaccionarias y privatizadoras. Nunca hay que olvidar el cierre fulminante de la Compañía de Luz y
Fuerza del Centro que realizó calderón en octubre de 1999 y dejó sin trabajo a 44 000 trabajadores del SME. Y denunciar, una y otra vez, su entreguismo al capital extranjero premiado con puestos en los consejos de administración de las trasnacionales: Calderón en Iberdrola.
