Frente a la enésima ofensiva del gran capital y sus adláteres (calificadoras internacionales, ONGs diversas –de las de Claudio X González a las transparentes y ecologistas-) la congruente y honesta decisión del Presidente Andrés Manuel López Obrador, en defensa de la soberanía nacional y la seguridad energética, nos convoca a profundizar la conciencia sobre lo que hicieron los presidentes neoliberales del PRIAN que nos llevaron a la pérdida de nuestra soberanía energética, al desmantelamiento y endeudamiento de Pemex y de la CFE.
Y también, a tomar conciencia sobre las nuevas y repetitivas prácticas de la derecha reaccionaria. Hoy no sólo sacuden a los medios de comunicación tradicionales y nuevos a su servicio, utilizan al poder judicial, so pretexto de su autonomía y libertad.
Y uno tiene qué preguntarse ¿dónde estaban esas organizaciones y comunicadores cuando en Zedillo, violando la Constitución, inició la privatización de la energía eléctrica) ¿Dónde estaban cuándo se aprobó, por medio de la corrupción de diputados y seguramente senadores, la madre de todas las reformas neoliberales, la reforma energética de Peña Nieto y la no menos trascendente reforma laboral?
La utilización del poder judicial contra los gobiernos progresistas de Nuestra América ha sido una práctica generalizada, impulsada por el imperialismo estadounidense, durante estas primeras dos décadas del siglo XX. Apoyado en múltiples ocasiones también por el poder legislativo que llevaron a lo que se conoce como “golpes blandos” antes de generalizarse la práctica de la guerra judicial. Ahí está el desafuero de AMLO que detuvimos con una de las más impresionantes manifestaciones; en Brasil la destitución de Lula, hoy reconocida como corrupta y sucia intervención judicial y la de Dilma Rouseff; en Paraguay la de Fernando Lugo y en Honduras la de Manuel Celaya.
En México hay que recordar la historia personal del Juez que otorga amparos por doquier, incluso sin que se lo hayan solicitado, a las empresas que no quieren aceptar la reforma eléctrica que defiende a la CFE. E juez de los amparos: el que amparó a Peña Nieto en el caso de la violencia en Atenco; el que protegió a la familia de Calderón y Margarita en la tragedia de la guardería ABC; el que protegió a Televisa, a Azteca, a Loret de Mola y García Luna por el montaje de Florence Cassez y tiene sin dictar sentencia al coacusado en este Caso, Israel Vallarta, por lo cual no puede salir libre… y lo que no sabemos.
Y sobre la importancia de la energía eléctrica que es un consumo cotidiano en nuestra vida, tenemos que reiterar su carácter estratégico por lo que debe estar en manos del Estado para proteger su consumo nacional. Tengamos presente la crisis de electricidad en Texas hace unas semanas que no sólo dejaron días sin energético a varias ciudades, Houston la más importante, sino que multiplicaron escandalosamente el cobro por el consumo de los hogares.
A defender nuestra soberanía nacional, nuestra seguridad energética, apoyemos la nueva Ley de la Energía Eléctrica y, de llegar a ello, la reforma constitucional necesaria. Sigamos haciendo historia.