Por la libre : 1.- Mujeres en tiempo de vía crucis 2.- El poder clerical 3.- Demonios 4.- Justicia

1.- El papel de las mujeres en el tiempo del vía crucis fue de valentía y solidaridad.

Mientras los apóstoles corrieron a esconderse, las señoras al frente, sin desmayo y hasta el último momento, presentes, sin importar si la represión se destara sobre ellas, venciendo los obstáculos, en un ejemplo de lo que se debe hacer por los ideales y frente a la injusticia que era evidente en el caso de hace unos 987 años, donde los traidores jugaron papel destacado, como siempre, en las intrigas ahí tejidas, pero también hay una segunda razón, porque no entendieron que las transformaciones igual se pueden hacer por la vía pacífica, algo que pareciera no ser cuerdo, pero la violencia lo es menos; tampoco deja resultados, ni entonces ni nunca; sólo abre heridas que jamás se cierran.

María, su madre, no se separó, y se cuenta que al final Jesús le dijo: “madre ahí tienes a tu hijo…”. Recorrió el trayecto, imposibilitada de actuar ante una turba que hacía valla, al tiempo que los esbirros extranjeros golpeaban a su conciudadano que, independiente de la cuestión religiosa, sólo pedía justicia social; lo hizo de tal forma que, siglos después, algunos, parecidos a los vivales, lo convirtieron en Dios por decreto, para usufructo de su legado, ocultando que su frase predilecta fue: “soy el hijo del hombre”.

Todo lo que habló en ese entonces, tiene vigencia en las acciones de quienes van con la intención de aliviar, primero, y eliminar después, la injusticia que, al ser eterna, pareciera que padecerla es lo correcto; historia similar a la caverna de Platón.

Además de María, ahí Verónica, abriéndose paso entre la multitud para limpiar el sudor y la sangre de Jesús, con todos los riesgos que ello significaba, y lo logró. Cuentan que el rostro del humilde personaje, tras enjugar el sudorsangre, quedó grabado en el paño. El lance de la señora queda registrado, lleno de valor y de riesgo para aliviar en algo el sufrimiento del que enseñó que antes de encontrar la justicia caerán redentores, los que hablan con la verdad y afectan los intereses creados. Más recalcitrantes, los que con mezquindades labraron sus fortunas, que los que lo hicieron a fuerza de sol y hacha, diría el poeta, Miguel Hernández, pero se debe seguir siempre al frente, que allá está el final del arco iris, igualdad y equidad; el “yo” eliminado por el “nosotros”; comunidad actuante.

Y María Magdalena, la Magdala, la vilipendiada, la grande pero empequeñecida por los enclenques a quienes, sin pretenderlo, les pudo arrebatar el liderato de haberlo deseado, pero no, que la posteridad da la verdad y ésta termina por surgir así sea sepultada por miles de mentiras, de encarnizados ataques innobles, y entonces se tendrá la majestuosa figura de quien pudo ser la mujer de Jesús, la compañera de lucha, la que llegó a su vida para significarse, para ser apoyo, impulso, pero también verbo; no para ir detrás, sino al lado, en la comprensión mutua y en el respaldo conjunto, y en el dialogar en sabiduría.

Los hombres, mientras… Judas asumiendo su papel de traidor, de impaciente, de ser sordo ante lo que era evidente, justicia social sí, transformación también y revolución por igual, pero todo dentro de lo que es el pacifismo, donde nunca un arma se levante frente al hermano, así se tenga la razón, que la voz estentórea es agria, el insulto deja huella y el golpe una marca imposible de borrar, por eso el pacifismo es lo mejor, hasta para combatir a los violentos, a los que no tienen nada qué perder y su vida no alcanza sentido; es el pacifismo la escuela de los redentores al estilo Jesús, no de los farsantes.

Y Pedro, Piedra, sobre el cual se levantó la iglesia, dio muestras clara de cobardía, el que, para salvar la piel negó al maestro en tres ocasiones, pese a que fue advertido, y entonces alardeó, pero ante la realidad todo lo negó; el gallo cantó, ya era tarde, pero si la cuarta vez se lo preguntan, la misma que lo niega. Las torturas y la muerte cabalgaban en potranca salvaje, sin brida, y Pedro no la quería, aunque, al final así fue, no pudo evadir su destino, pero ¿merece ser la persona sobre la cual se levante la iglesia?; ¿quien niega al maestro?. Se me hace que no, pero así se escribió la historia.

Ninguno de los 12 se hizo presente, fueron las mujeres las que, valientes, estuvieron.

2.- El poder clerical se basa en la capacidad para contemporanizar, en atender algunas de las demandas, pero su ritmo es tan lento que apenas va saliendo de la edad media, y sin tomar toda clase de injusticias; sólo algunas, las más convenientes para los personeros de dicho poder que siempre juega a dos velas, la de los reaccionarios y la de los “progresistas”, para que, gane quien gane en los movimientos sociales, esta fuerza política, financiera y social, tiene presencia.

3.- Los demonios, ciertamente, no existen, y lo más cercano a ellos son nuestras pasiones, por ello se dice que a las demonios no se les mata, se les ahoga y en el interior, porque es ahí donde se encuentran. Shakespeare lo dibujó a la perfección en sus obras teatrales, y los puso como los condicionantes del destino de las personas, y me parece que le sobra razón. Cuando los demonios te ganan, estás en serio, serio peligro.

4.- La justicia, la que da a cada quien lo que le corresponde, es sobre lo que debía descansar todo lo que al humano es, pero es la gran ausente en casi todos los rubros, aunque pareciera increíble; y se lleva y se trae la palabra, pero sólo se queda en palabra, que en los hechos es la que no existe, a la que se le oculta y se le niega la oportunidad de esparcir sus bondades, y es que cuando ella llega no hay rufián posible, por eso los tantos rufianes las tienen secuestrada, pero, lo más grave, los que no son rufianes, lo permiten, porque de qué otra manera puede ser, ¿a poco no se han dado cuenta que no está entre nosotros?.

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