Haití tierra de rebeldes

La primera independencia de Nuestra América fue la de Haití en 1804, resultado de una gran rebelión de esclavos (1791-1804) que logró abolir la esclavitud en 1794, por primera vez en el mundo. Hazaña que le costó caro al pueblo haitiano que se vio obligado a pagar una ¡indemnización a Francia! La deuda eterna que ha saqueado a nuestros pueblos. En 1805 se promulga la primera Constitución Revolucionaria de Haití, en la cual se establece que todos sus ciudadanos son negros. La negritud en las Antillas cantada por su poeta Aimé Césarie desde los años treinta del siglo XX, la historia recogida por Alejo Carpentier en El siglo de las luces; la forja de su propia lengua, el Creole, de una cultura propia donde el vudú tiene su reconocimiento.

Haití fue invadido por Estados Unidos entre 1915 y 1934, como Cuba lo fue de 1899 a 1902. Ambos pueblos rebeldes que se localizan geográficamente en lo que Estados Unidos considera su Mare Nostrum. Como ha escrito Ramiro Guerra, un clásico historiador cubano en La expansión territorial de Estados Unidos, con esa guerra contra España, en medio de la guerra de Independencia de Cuba, Estados Unidos obtuvo el dominio del Caribe y el dominio en el Pacífico con Filipinas. Y Haití sufrió una de las más crueles dictaduras de Nuestra América, la de Francois Duvalier, “Papa Doc”, entre 1957 y 1970, a la que le siguió la de su hijo, “baby Doc” entre 1971 y 1986. Se estima que en esos dos regímenes de terror fueron asesinados entre 40 000 y 60 000 haitianos.

No podemos dejar de mencionar a dos de sus más destacados militantes haitianos contemporáneos que lucharon en su país y desde el exilio en el nuestro; profesores e investigadores de nuestra Universidad, de la UNAM, Gérard Pierre-Charles y Susy Castor, que en cuanto fue derrotado Papa Doc, después de más de treinta años de dictadura, volvieron a seguir la lucha en su país. Actualmente destaca Camile Chalmers dirigente de algunas organizaciones populares.

Haití, “triste, trágica, violenta realidad”, escribió Eduardo Grüner en la presentación del libro de Gérard Pierre-Charles.  Al hablar de la situación de crisis en crisis de Haití, Gerard, afirmaba que “las líneas de contenido de esta crisis apuntan a tópicos recurrentes del combate por la democracia, dentro de una problemática a nivel continental, que adquieren mayor nitidez y claridad en este particular contexto mundial”.

Haití ha sufrido también, el cólera traído por los cascos azules de la ONU, pues ha vivido una situación semicolonial dominada por Estados Unidos desde hace décadas; terremotos y huracanes lo han cruzado

El magnicidio cometido ayer, con el asesinato del presidente Jovenel Moise cuyo mandato presidencial había terminado el 7 de febrero pasado y había atacado al parlamento, a la cámara de cuentas y al tribunal supremo de justicia y cuyo poder se había ejercido con el terrorismo de Estado, masacres y asesinatos (Jubileo Sur / Américas / Articulación Caribe), abre una crítica situación para el pueblo haitiano que viene de dos años de grandes movimientos populares.

La solidaridad es urgente. El peligro de una nueva invasión está latente. Una solidaridad que contribuya a superar las condiciones de pobreza en medio de la pandemia, una solidaridad que demande el respeto a la soberanía del pueblo haitiano para decidir su propio destino.

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