Las nuevas vacunas o terapias contra el cáncer se obtendrán de células o antígenos del paciente, lo cual ayudará a que los tratamientos sean menos agresivos y con menores eventos adversos, quedó de manifiesto durante el conversatorio “Vacunas del futuro: cáncer y VIH”, el cual formó parte de las actividades de la Fiesta de las Ciencias y las Humanidades 2021.
Javier Sacristán de Alva, encargado de Educación Continua del Programa Universitario de Estudios sobre Asia y África (PUEAA) de la UNAM, consideró que esos padecimientos se deben resolver de la mano entre los ámbitos social y técnico.
En tanto, Jacobo Silva Parada, becario posdoctoral en el PUEAA y profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, refirió el caso de la India donde el sistema de salud es inequitativo y hay aproximadamente 2.3 millones de personas infectadas de VIH; es el tercer país en el mundo con más afectados.
A su vez, Everardo González González, del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), explicó que la Biología Molecular creó una revolución.
Un proyecto de la farmacéutica Moderna es desarrollar biológicos personalizados, particularmente contra el cáncer. “Es una enfermedad heterogénea, por lo que esa vacuna tendría capacidad de seleccionar elementos característicos de cada paciente y tratar de garantizar un mayor efecto, protección, una mejor terapia. Eso va de la mano con las tecnologías de secuenciación, que determinan el código genético presente en las células tumorales y que las vacunas vayan directo, con mayor precisión a su objetivo. Esos proyectos están en estudio; son lo que viene, aseguró.
El biotecnólogo afirmó que con la evolución de las técnicas aumentó la posibilidad de generar biológicos más seguros, aunque “obviamente siempre habrá riesgo; la intención es que cada vez sea mínimo”, y con mayor eficiencia y eficacia para la protección contra enfermedades.
Al contar con el cultivo de células in vitro, también se pueden cultivar los virus para darles tratamiento, que sean lo más inofensivos posible y proporcionen protección. “Con la evolución de tecnologías como la biología recombinante o molecular, se han generado nuevas formas de vacunas”. Otra parte importante es la bioinformática, destacó.
Hay más de 80 vacunas aprobadas por la Food and Drug Administration (FDA) de Estados Unidos; entre las importantes contra cáncer están: Provenge, en 2010, y cinco años después la segunda, contra cáncer de próstata y adenomas (tumor que no es canceroso), una basada en virus de herpes modificado genéticamente, “entrenado” para atacar las células cancerosas que se administra directamente en los tumores; y la otra es mediante asilamiento de células dendríticas (“centinelas” del sistema inmunitario) del paciente que se “entrenan” in vitro para atacar a los tumores y luego se vuelven a implantar como vacuna.
González González recalcó que es necesario que ciencia y tecnología vayan de la mano con la parte social, cultural y hasta religiosa, porque se puede contar con vacunas y otros avances, pero también hay impedimentos para que lleguen a las personas.
La importancia de la vacunación
En la sesión moderada por Martín Bonfil Olivera, de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia de la UNAM, Itzel Montserrat Lara Mayorga, también del ITESM, explicó que hay cáncer asociado con virus, y otros que se producen por diversas vías.
Es complejo, razón por la cual no se ha logrado una vacuna o cura definitiva. “Es una enfermedad donde intervienen factores biológicos, ambientales y sociales”; por ejemplo, 75 por ciento de los casos de cáncer de mama se asocian más con el estilo de vida (tabaquismo, consumo excesivo de alcohol, estrés), acotó la científica.
Además, hay distintos tipos de cáncer, dependiendo del órgano donde se desarrolle; la genética hace que sea diferente de un paciente a otro; y no todas las células que conforman un tumor son iguales.
En el caso del virus de inmunodeficiencia humana, mencionó que hace algunos años tener diagnóstico de VIH era sinónimo de muerte, pero se crearon diversos tratamientos eficaces los cuales lograron que prácticamente en la actualidad sea una enfermedad crónica. Ahora existe un estudio fase 3 (es decir, antes de la comercialización) del cual México forma parte. Los resultados del nuevo fármaco se tendrán a finales de 2023 o inicios de 2024. “Esperamos tener buenas noticias con respecto a esta vacuna”.
En tanto, el del papiloma humano (VPH) se relaciona con la mayor parte de casos de cáncer cervicouterino. Ocho de cada 10 personas en algún momento tendrán contacto con éste; “esa es una razón de que esta enfermedad sea una de las primeras causas de muerte y de incidencia en mujeres. Pero el VPH se asocia con seis tipos de cáncer más, incluyendo el de garganta”. Contra éste, hay varias vacunas; 90 por ciento de los casos podrían solucionarse con la vacunación.
Al hacer uso de la palabra, el encargado de Educación Continua del Programa Universitario de Estudios sobre Asia y África (PUEAA) de la UNAM, Javier Sacristán de Alva, refirió que en África hay un número importante de países con el problema del cáncer cervicouterino y “tal enfermedad está estrechamente ligada al VPH y éste, a su vez, al abuso de mujeres y niñas”. En ese continente la incidencia de VIH va a la baja en los últimos años, contrario a lo que sucede con los distintos tipos de cáncer que van en aumento.
Detalló que en esta latitud no es lo mismo tener cáncer y un ingreso alto que permite la atención médica, incluso en el extranjero, que carecer de recursos y vivir con menos de un dólar al día; para el sector pobre de la población, ese diagnóstico es igual a una condena de muerte porque es imposible acceder a los tratamientos más modernos. “Es necesario pensar en cómo implementar programas para la detección temprana de la enfermedad, acompañados de la ciencia y programas de género”.
El universitario sostuvo que la ciencia debe ir ligada a las sociales y a los programas que se pueden implementar a partir de ellas; incluso, esas acciones no se pueden detener porque, por ejemplo, no habría una promoción de la vacunación.
En tanto, Jacobo Silva Parada, becario posdoctoral en el PUEAA y profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, expuso que en la atención primaria en materia de salud, sobre todo en entornos rurales, puede ser básica, elemental e incompleta, pero tiene instituciones de investigación de primera. Además, la nación tiene la fábrica de vacunas más grande del mundo.
A partir del año 2000, recordó, ahí se prueban biológicos contra el VIH, como parte de una iniciativa global; “cuentan con un instituto para la investigación del virus, pero también con una organización para su control y una serie de mecanismos de cooperación internacional, con Estados Unidos y Europa en particular, para tratar de desarrollar la vacuna”.
Silva Parada señaló que 70 por ciento del sistema de salud indio es privado y no se incentiva al público; gasta más en pertrechos militares y defensa que en salud. Asimismo, se han dado movimientos anti-vacunas; hay prejuicios y supersticiones que se ensamblan como un muro e impiden que las políticas públicas y que los avances tecnológicos sean para todos, finalizó.