La respuesta militarista de Estados Unidos y la Unión Europea a la invasión de Rusia a Ucrania, con medidas rusofóbicas para aislar a Rusia del mercado mundial y con dineros, armas y mercenarios enviados a Ucrania, no ha permitido avanzar en negociaciones para encontrar acuerdos de paz. Y, por el contrario, ha desatado una crisis mundial de mayores dimensiones.
Dos meses después del inicio de la invasión, el impacto económico de esa guerra es de alcance mundial y se centra en dos ámbitos estratégicos -el aumento del precio de los energéticos, petróleo y gas, y del precio de los alimentos- y en las cadenas globales de valor que han interrumpido su funcionamiento, con el consiguiente reflejo en la disminución del crecimiento económico general estimado a principios de año. La inflación se cruza con las tendencias contraccionistas.
Los pronósticos continúan a la baja, el FMI advirtió en abril, que la economía mundial puede reducir su crecimiento cerca de un punto porcentual de lo previsto a principios de año, con lo que se estima un crecimiento de 3.6%, al tiempo que la inflación alcanzaría 5.7% en las economías avanzadas y de 8.7% en los llamados mercados emergentes. Estados Unidos y el Reino Unido tendrían un crecimiento del 3.7%, Alemania del 2.1%, Italia del 2.3% y Japón del 2.4%. China mantiene el mayor crecimiento, sin embargo, el 4.4% esperado para este año sería poco más de la mitad del registrado en 2021. Pronósticos antes del resurgimiento en China de la pandemia. La CEPAL advierte que los Estados Unidos tendrían un crecimiento menor, del 2.8 por ciento.
La CEPAL también ha reducido aún más las perspectivas de la recuperación de la economía en América Latina presentadas a principios de este año, cuando ya advertían la imposibilidad de superar las pérdidas durante 2020. Se esperaba para este año un crecimiento de 2.9%, con tasas alrededor del 4% para Cuba, Perú, Paraguay, El Salvador, Guatemala, Panamá 8.2 y República Dominicana de 5.5%. Sin embargo, la situación internacional de los primeros meses de este año, han llevado a estimar una reducción del crecimiento en general, del 2.1 a 1.8%. y más profunda en algunos países en particular. En el caso de México El FMI estimaba un crecimiento del 2% y la CEPAL que estimaba un crecimiento para nuestro país de 2.9%, prevé ahora un crecimiento de apenas 1.7 por ciento. Las consecuencias sociales son inmediatas en el empleo.