En la víspera que el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) para el caso Ayotzinapa dé a conocer los resultados de su sexto y último informe sobre los crímenes contra los normalistas de esa normal, el presidente Andrés Manuel López Obrador recibió a los integrantes de ese grupo internacional al igual que a su hombre de confianza para la resolución de esos hechos, el subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación(SG), Alejandro Encinas.
Hace unos minutos, el también presidente de la Comisión para la Verdad y el Acceso a la Justicia para el caso Ayotzinapa (Covaj), creada por decreto presidencial, llegó a Palacio Nacional; de igual forma llegaron los miembros del GIEI.
Ante las trabas que el GIEI ha denunciado para continuar con sus trabajos de coadyuvancia en las indagatorias, anunció hace unas semanas que el 31 de julio culminaría sus trabajos de manera definitiva en México. Como parte de su encargo, este martes presentará su último informe en el que dará a conocer sus más recientes hallazgos, los obstáculos que ha enfrentado y los pendientes que quedan para los funcionarios responsables de dar seguimiento al caso de la desaparición forzada de los 43 estudiantes de la normal rural de Ayotzinapa.
Hace casi un año, Encinas presentó los avances en las investigaciones de la Covaj, donde se concluyó que se trató de un crimen de Estado en el que participaron funcionarios de los tres órdenes de gobierno tanto en los hechos suscitados la noche del 26 y la madrugada del 27 de septiembre de 2014, y en los eventos que se fueron dando posteriormente, como torturas durante las indagatorias y la construcción falaz de la llamada “verdad histórica”.
Hasta ahora han sido detenidos varios de los servidores públicos que se presume participaron en los hechos, entre ellos varios militares, incluidos mandos.
Sin embargo, las madres y los padres de los jóvenes, sus asesores legales, las organizaciones que los han acompañado, instancias internacionales y el propio GIEI han acusado que la justicia sigue pendiente.
La Jornada