Rescatar la soberanía energética de nuestro país que el neoliberalismo entregó sin recato alguno al capital extranjero ha sido una lucha tenaz del presidente Andrés Manuel López Obrador en este sexenio frente a la suprema corte que ha impuesto, una y otra vez, amparo tras amparo al capital trasnacional.
La guerra judicial ha sido permanente bajo la suprema corta que, suponemos, reciben algunos ministros de la suprema corte, pues explicación jurídica contra los intereses nacionales no tienen base alguna. Y no solo se ha enfrentado a la suprema corte, también se ha enfrentado a los organismos autónomos creados durante el neoliberalismo para acotar al poder presidencial y al poder legislativo; ahora, la Comisión Nacional de Competencia (Cofece), condicionó la compra de las 13 plantas de Iberdrola de ciclo combinado que realizó la CFE, para mantener el sacro principio neoliberal de la “competencia del libre mercado” y las plantas operen de manera independiente. Se designará, afirman, un “administrador profesional independiente” para tomar las decisiones sobre la operación de las plantas en el mercado. Y amenaza con imponer multas e inhabilitar funcionarios si no se cumplen sus inapelables condiciones.