Autor de las novelas Me llamo rojo, El castillo blanco y Nieve, Orhan Pamuk, escritor turco que ganó el Premio Nobel de Literatura en 2006, asistió a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara 2018 (FIL) para inaugurar el Salón Literario Carlos Fuentes, en compañía de la esposa del escritor Silvia Lemus, el novelista Jorge Volpi y el presidente de la FIL, Raúl Padilla.
Pamuk habló de su última visita a la feria, que tuvo lugar hace nueve años, y recordó que este 2018 cumplió cuarenta años de dedicarse a la escritura. Al respecto dijo:”Pienso en una persona que se encierra en un cuarto y se sienta frente a una mesa durante largos periodos. Esa persona construye un nuevo mundo con palabras. Al estar sentado en mi mesa por días, meses, años, y llenar las hojas con palabras, siento que creo otro mundo, y a una persona dentro de mí, del mismo modo que una persona construiría un muro o un puente piedra a piedra”.
Destacó la importancia de la literatura latinoamericana, señalando a Jorge Luis Borges como “una de sus referencias”. “Me enseñó que a ver la literatura como una suerte de metafísica”. Y agregó que el boom latinoamericano le inspiró a seguir escribiendo durante su juventud porque le “demostró que era posible construir un movimiento literario”. Asimismo, dijo que la “Muerte de Artemio Cruz”, obra de Carlos Fuentes ambientada en la postrimerías de la Revolución Mexicana, lo marcó para siempre.
En este sentido, señaló admirar a Carlos Fuentes a la par de Rulfo; este último un “autor de la vida rural pero que, a diferencia de muchos autores, tenía mucha imaginación”. Ante la pregunta ¿por qué escribe?, dijo que está “en su naturaleza innata, porque quiero leer libros como los que escribo, porque amo estar todo el día encerrado en un habitación escribiendo, porque amo el olor del papel y la tinta, porque creo en la inmortalidad de las bibliotecas, porque mi religión es la literatura”.
“Cuando estamos felices con algo, queremos continuar haciendo eso, seguir jugando como un niño lo hace con sus juguetes”, dijo Pamuk sobre el arte de escribir.
Escritores analizan la situación de la democracia en América Latina
En la mesa “Democracias no liberales”, donde participaron el escritor venezolano Alberto Barrera Tyszka, la francesa Laurence Debray, el español Joaquín Estefanía y el mexicano Salomón Chertorivski, se habló sobre los paradigmas de la democracia actual.
Nicolás Alvarado, quien condujo la mesa, planteó a los participantes: “En estos momentos de crisis e incertidumbre, y ante el surgimiento de liderazgos carismáticos en detrimento de las instituciones democráticas, tenemos que plantearnos preguntas sobre nuestra democracia”.
El economista Salomón Chertorivsk habló sobre las crisis economías de hace una década, las cuales, dijo, “fueron un parteaguas de las democracias, ya que han sido las crisis más profundas desde la recesión de 1929”. “Esto vino a profundizar los problemas de desigualdad, de precarización, de ingresos laborales y de ampliación del espacio que ocupan estos sectores olvidados por los mercados”, detalló.
El novelista Alberto Barrera Tyszka habló sobre Venezuela. Dijo que la victoria de Hugo Chávez “caló hondo porque consolidó un relato que atrapó al país y que invocó al estado de pureza ideal de la sociedad, de un pueblo rico en su origen que tuvo un factor externo contaminante, con lo cual el líder ofrece soluciones fáciles, sin las complicaciones naturales de una democracia. Los populismos polarizan el discernimiento y reducen la discusión a si quiero o no al dirigente”, agregó.
Laurence Debray acotó que “no hay que poner adjetivos a la democracia, así como tampoco excusas a las tendencias populistas para no justificar los injustificable. Una democracia hay que lucharla y defenderla, involucrarse. La democracia no son los demás, somos nosotros, los que tenemos que ser ciudadanos. No somos pueblo, somos ciudadanos con derechos y deberes, que también pagan impuestos. La democracia se construye con educación, aunque muchas veces somos impacientes con los defectos de la democracia”. Subrayó que hoy en día “vivimos la caída de los partidos tradicionales”, por lo que hay que encontrar otra forma de hacer política. “La democracia hay que merecerla”, finalizó.
Por su parte, Joaquín Estefanía, dijo que antes los extremismos llegaban al poder por la fuerza, mientras que ahora toman el poder por los votos”. Describió que “hay democracias diabéticas”, que “van perdiendo calidad poco a poco, sin generar alarmas” hasta que un día “nos levantamos para darnos cuenta de su estado lamentable”.