Textos y Contextos. Más sanciones para Cuba y Venezuela: la venganza por el fracaso de la estrategia “Juan Guaidó”

Una pregunta: ¿quién le dio el derecho al gobierno de los Estados Unidos y a sus instituciones supranacionales de ser los jueces del mundo, de determinar lo que está bien y lo que está mal? El gobierno de Estados Unidos anunció este viernes la aplicación de sanciones económicas contra 35 cargueros utilizados para transportar petróleo de Venezuela a Cuba.

“Cuba ha sido una fuerza de fondo alimentando la caída de Venezuela hacia la crisis. El Tesoro está tomando acciones contra barcos y entidades que transportan petróleo y ofrecen una ayuda vital para mantener el régimen ilegítimo de (Nicolás) Maduro”, dijo el secretario del Tesoro de EU, Steven Mnuchin, a través de un comunicado.

Ante esto, la presidenta de la Asamblea General de la ONU, María Fernanda Espinosa, elogió en La Habana la resistencia de Cuba frente al “injusto bloqueo” que la administración Trump amenaza con recrudecer. Una importante carga ideológica de dicha funcionaria quizá provenga de sus años como Canciller en Ecuador bajo el mandato de Rafael Correa… Eso explicaría muchas cosas.

Las relaciones entre Cuba y Venezuela llegaron a un punto álgido con el acuerdo de cooperación bilateral firmado por Hugo Chávez y Fidel Castro en el año 2000. Durante una visita oficial del entonces presidente cubano a Venezuela, fue suscrito un convenio en áreas vitales como la educación, cultura, energía, agricultura, comunicación, infraestructura, informática y salud.

El gobierno de los Estados Unidos guarda enorme aversión contra ambos líderes por infinidad de razones, sin embargo, algo muy importante es que ellos fueron los ideólogos de iniciativas como la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), que es resultado del Grupo Contadora, formado por México, Venezuela, Colombia y Panamá, en clara oposición a las políticas militares norteamericanas implantadas en Centroamérica durante la década de los ochentas del Siglo pasado.

Estas organizaciones eran claramente un contrapeso a iniciativas como el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), impulsada sobre todo por Estados Unidos y Canadá, que tenía como finalidad la injerencia directa de Norteamérica en América Latina.

Ante la resistencia de Cuba y Venezuela y su oposición a los proyectos norteamericanos, se les imponen sanciones, bloqueos. Felipe Pérez Roque, Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba de 1999 hasta 2009, habló en el documental “Bloqueo, la guerra contra Cuba”, del informe redactado por el asistente del Estado Norteamericano, Lester Mallory, el 6 de abril de 1960, donde se planteaba la situación de Cuba y las posibilidades de terminar con el régimen revolucionario.

El documento fue público tiempo después y planteaba: “La mayoría de los cubanos apoyan a Castro (…) No existe una oposición política efectiva (…) El único medio posible para hacerle perder el apoyo interno es provocar el desengaño y el desaliento mediante la insatisfacción económica y la penuria (…) Hay que poner en práctica rápidamente todos los medios posibles para debilitar la vida económica (…) negándole a Cuba dinero y suministros con el fin de reducir los salarios nominales y reales, con el objetivo de provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno.”

Pérez Roque señalaría también que los norteamericanos no harían negocios con nadie ni comprarían nada que tuviese que ver con el territorio cubano “las empresas como Mercedes Benz o Mitsubishi deben demostrarle al gobierno norteamericano que sus automóviles u otros productos no tienen níquel cubano; incluso, hay inspectores que revisan los contratos y si el acero inoxidable que estas empresas utilizan viene de Australia, van ahí y se cercioran de que tampoco fue utilizado ningún producto cubano en su fabricación”.

En diciembre de 2009 el gobierno norteamericano sancionó al Credit Suisse Bank con 536 millones de dólares por realizar 32 transacciones en las cuales había intereses cubanos y apenas el 26 de noviembre de 2013 el Departamento de Justicia de los Estados Unidos anunció una sanción para la compañía petrolera suiza Weatherford International Ltd. por hacer negocios con Cuba y así haber violado los controles de exportación contemplados en la Ley de Comercio con el Enemigo, donde también se margina a Siria, Irán y Sudán.

Y pese a todo, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), ha reconocido que Cuba es el país con índice en el desarrollo de la educación más alto de la región; además, la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Crimen determina que el país caribeño ocupa el segundo lugar en AL y el Caribe en seguridad, sólo después de Chile, y qué decir sobre sus avances en la salud, cuando su logro más reciente es que en Cuba ya se regala a la población la píldora para la prevención del VIH.

Luego de que la estrategia “Juan Guaidó” fuera un rotundo fracaso para derrocar al régimen de Nicolás Maduro en Venezuela, los Estados Unidos aplican más de su ya conocida fórmula: bloqueo económico. Así como Cuba, el país bolivariano aguanta, y lo hace como puede: con el orgullo de 67 por ciento de la población que en 2018, votaron por la permanencia de su presidente.

Sin embargo, Venezuela también sufre el bloqueo; empero, ha dado la batalla: para la atención primaria de la salud de forma gratuita y la formación de personal médico en Venezuela se creó en 2003 la Misión Barrio Adentro I. Actualmente, es el eje central del Sistema Público de Salud de Venezuela con 10 mil módulos de atención y un total de 704 millones 958 mil 813 consultas en una década.

En materia de educación, Venezuela se consolidó como una nación libre de analfabetismo, por medio de la Misión Robinson I, II y III, que enseñó a leer y escribir a un millón 791 mil 804 de venezolanos y otro millón ha logrado terminar la educación básica, logros incluso reconocidos por la UNESCO. Este programa se enfoca sobre todo en zonas marginadas y adultos mayores.

Pero como en el mundo neoliberal los avances sociales a veces no significan nada, no sólo es el gobierno de los Estados Unidos el que bloquea y desestima los logros del socialismo, sino claro, las calificadoras, esos extraños entes que provienen de la misma Norteamérica y que con una especie de “moral impoluta” se dedican a decir dónde sí y dónde no invertir la riqueza del sistema mundo.

Standard & Poor´s, Moody´s y Fitch han calificado en “impago” el estatus de la deuda venezolana pese a que el gobierno bolivariano insiste en que siguen pagando los sus bonos; en 2017 se realizó una fuerte campaña basada en las malas calificaciones que estas supranacionales imponían al sistema venezolano, pero el petróleo del dicha nación les ha garantizado la solvencia suficiente para pagar los intereses de su deuda.

Es por eso que cerramos con las palabras que un día, el maestro Eduardo Galeano, le dedicó a estas calificadoras del neoliberalismo: “Cuando se requieren probabilidades, vamos a consultar a las chicas súper poderosas, a esta que se llama Standard and Poor´s, que además tiene un nombre muy fuerte, significa: ´promedio o pobreza´, ´a ver qué dice la promedio o pobreza sobre lo que nos espera´: ¡y a mí qué mierda me importa lo que espera¡, esos tecnócratas de cuarta que son unos ignorantes, no saben un carajo de nada, que tienen unos sueldos inmensos y en cada crisis que ellos desatan termina finalmente aumentando su fortuna, porque son ellos finalmente recompensados por esas hazañas que consisten en haber arruinado el mundo. Ese es un mundo al revés, que recompensa a sus arruinadores, que en lugar de castigarlos, ni un solo preso hay de Wall Street, de los banqueros que promovieron, que provocaron esa crisis del planeta entero, ni un solo preso, y en cambio hay miles de presos por haber consumido marihuana, o por haber robado una gallina, miles de presos. Y este es el mundo al revés, y es un mundo de mierda, pero no es el único mundo posible…”.

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