Son 44 millones los mexicanos que viven en pobreza extrema y no sólo 9.3 como lo indica el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), explicó Araceli Damián González, titular del Consejo de Evaluación del Desarrollo Social de la Ciudad de México (Evalúa).
En el texto realizado por Alejandro Cruz Flores, la también doctora en Economía de la Urbanización por la Universidad de Londres, explicó que “un ejemplo de eso es que establece como suficiente un ingreso diario de 98 pesos para el medio urbano y 65 para el rural, para alcanzar un nivel de vida digno, es decir, cubrir necesidades de alimentación, transporte, vivienda, pago de servicios, educación y salud, lo que nos parece una norma inhumana y elitista, de ver a los pobres como que merecen tener una vida de cuarta”.
De esta forma, explicó la funcionaria a La Jornada, para medir la pobreza en cuanto a ingresos en la capital del país estableció como mínimo diario 156 pesos para zona urbana y 142 para la rural, lo que arrojó que al menos cinco de cada 10 capitalinos son pobres, en contraste con los tres del Coneval.
En general, agregó, ellos reportan 52 millones de pobres, de los cuales 9.3 millones viven en pobreza extrema; por su parte, el Evalúa identifica 90 millones de pobres, 44 millones de ellos en situación extrema. Para el Evalúa 7 de cada diez mexicanos viven en pobreza, cuando para el Coneval es una relación de 4 a 10.
“Se trata de una diferencia de casi 40 millones de personas, lo que significa que están muy subestimadas las carencias en el país y eso, dijo la funcionaria, fue una decisión política desde el gobierno de Vicente Fox para reportar menos pobres de los que realmente hay”, se explica en el texto publicado por el mencionado diario de circulación nacional.
Al respecto, Damián González afirmó que en la metodología del Coneval, “hay una subestimación muy preocupante de la realidad de la pobreza que repercute en la política pública para atender ese problema”, pues no refleja las verdaderas carencias sociales que existen en México.
Damián González aseguró para La Jornada que el Evalúa no puede asumir esa metodología y optó por una más precisa con base en la medición integrada de la pobreza, con parámetros más altos y que es el único que incluye umbrales de satisfacción para el acceso a los derechos sociales.
El Consejo de Evaluación del Desarrollo Social de la CDMX es un organismo público descentralizado sectorizado a la Secretaría de Desarrollo Social que tiene a su cargo la evaluación externa de la Política Social de la Administración y de los Programas Sociales que ésta ejecuta. Para el estudio, planeación y despacho de los asuntos que le competen al Consejo cuenta con una Junta de Gobierno, una Dirección General con las estructuras administrativas establecidas en su Estatuto Orgánico y un Comité de Evaluación y Recomendaciones que es el órgano colegiado de toma de decisiones y de cumplimiento respecto de las atribuciones sustantivas del Consejo.
La funcionaria explicó a La Jornada que los parámetros de Evalúa son distintos a los del Consejo Nacional, por ejemplo en lo relacionado a la vivienda, “en el que el Coneval considera que una persona tiene satisfecha esa necesidad, por ejemplo, si su techo es de lámina metálica o asbesto, cuando en distintas zonas del país las temperaturas rebasan los 40 grados centígrados o por el contrario, son muy frías, lo que hace que su calidad de vida sea mala”.
Es por esto, explicó, que la ayuda para disminuir la pobreza se reduce a cifras y no a efeciacia, por ejemplo, que los gobiernos municipales “atiendan” la pobreza con láminas para techos aunque la calidad de vida no mejore o tomando como referencia que en la vivienda hay llave de agua sin determinar si ésta de verdad genera un acceso al líquido o si éste se encuentra en condiciones óptimas.
El ejemplo de la capital del país es muy claro: “bajo esos indicadores, en la Ciudad de México identifica solamente con carencia de agua y drenaje a únicamente 2.9 por ciento de la población, cuando en zonas de Iztapalapa y Tlalpan hay un problema gigantesco de abasto porque llega una vez a la semana, mientras en Milpa Alta un tercio de los hogares no tienen llave, por lo que la medición del Evalúa establece una carencia de 40.5 por ciento”, dijo Damián Gonzales para La Jornada.
Por ello, Damián González consideró que la visión del Coneval, es “clasistas de los consejeros que decidieron esas normas, que consideran que los pobres en México no pueden vivir como ciudadanos, expresó Damián González”.
“Pese a que el mismo Coneval tiene identificados a 21 millones de mexicanos con un ingreso más bajo del necesario para comprar alimentos crudos, que es su línea de pobreza extrema, pero solamente identifica a 9 millones como pobres extremos, porque pide que, además, tengan al menos una carencia en los indicadores sociales y eso significa que tienen que ser doblemente pobres”, se explica en la entrevista.
Sostuvo también durante su encuentro con La Jornada, que “la ventaja del método del Evalúa son los indicadores más precisos que permiten calificar y sugerir políticas para reducir la pobreza, como el caso de la Ciudad de México, donde se puede señalar que es acertada la decisión de la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, Pardo, de destinar la inversión más alta de la historia para el abasto de agua, porque sí hay un problema serio”.
“Ojalá el gobierno federal revise su metodología con criterios que verdaderamente tomen en cuenta el derecho de todos los mexicanos a una vida digna; austera, como dice el presidente Andrés Manuel López Obrador, pero digna”, concluyó Araceli Damián González.