El Partido Socialista de Cataluña (PSC) ha vuelto a ser la fuerza más votada en Barcelona en unas elecciones al Parlamento con 33 escaños, lo que sólo había sucedido en las de 1999 y 2003, que llevaron a la Generalitat a Pasqual Maragall y José Montilla con gobiernos tripartitos de izquierda, la fórmula por la que abogan los comunes de la alcaldesa Ada Colau.
Sin embargo, la clave del dominio separatista en el parlamento estará en que las fuerzas secesionistas -Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), Junts per Catalunya (JxCat) y Candidatura de Unidad Popular (CUP)- alcancen un acuerdo y superen las tensiones y la división. Los tres principales partidos separatistas sumaron 74 escaños de 135, cuatro más que en los comicios de 2017, rebasando por dos la mayoría absoluta en las elecciones regionales de Cataluña.
Con el 23% de los votos en Barcelona, casi diez puntos más que en las catalanas del 21 de diciembre de 2017, el PSC de Salvador Illa ocupa la primera posición de la clasificación de partidos, un lugar que en la anterior convocatoria obtuvo Ciudadanos con Inés Arrimadas y el 23,9%.
Precisamente, Ciudadanos es el protagonista del otro gran cambio, con una caída que le ha llevado a ser la primera fuerza en Barcelona en las elecciones del 2017 con el 23,9% a ser la sexta con un 6,2% de los votos en las de ayer.
ERC, Junts y En Comú Podem se han mantenido estables en el ránking con unos porcentajes de voto unos puntos inferiores a los obtenidos en las catalanas de 2017.
ERC sigue siendo la segunda fuerza más votada en Barcelona con el 19,1% frente al 20,9% de 2017 y Junts, la tercera con 17,9% frente al 19,5%.
Los comunes de Ada Colau, que gobiernan la capital catalana en coalición con los socialistas, se mantienen como cuarta fuerza en unos comicios catalanes con un porcentaje por encima del 9%.
Las CUP bajan de la quinta a la sexta posición aunque suben del 5,3 al 6,9%, superados por Vox que se estrena con el 7,1% de los sufragios.
El PP vuelve a ocupar la última posición con el 5% de los votos en Barcelona en las elecciones de ayer, prácticamente el mismo porcentaje que en las catalanas de 2017.
Lo que si que ha bajado considerablemente respecto a las autonómicas de hace 3 años ha sido la participación, de los 1.099.268 barceloneses convocados ayer a las urnas acudieron el 57,1% lejos del 81,6% que lo hicieron hace poco más de 3 años y que fue récord histórico.
Ante este panorama, la alcaldesa de Barcelona y líder de los comunes, Ada Colau, que desde antes de la campaña insiste en abogar por un pacto PSC-ERC-ECP para gobernar Cataluña, retuitó el comentario de su cabeza de lista por Barcelona, Jessica Albiach.
“El gobierno de izquierdas no solo es posible, sino es imparable. Tendremos el Parlament más de izquierdas de la historia de Cataluña. Por ello mañana mismo llamaré al señor Illa y al señor Aragonès, porque está en nuestras manos abrir una nueva etapa en el país” escribió Albiach.
Aunque, Colau no se ha pronunciado directamente sí que lo han hecho algunos de los miembros de su gobierno públicamente.
El primer teniente de alcalde, el socialista Jaume Collboni, presidente de la Federación de Barcelona del PSC, ha asegurado que los socialistas van a “hablar con todos excepto con Vox” y que “en primera instancia En Comu-Podem será el partido prioritario de nuestras alianzas”.
La teniente de alcaldía Janet Sanz (BComú) ha escrito en Twitter: “Que la mayoría del Parlament sean fuerzas de izquierdas es un mensaje que debe ser escuchado. Ante el inmovilismo necesitamos diálogo y un pacto de izquierdas. En Comú-Podem estaremos a la altura y haremos todo lo posible para tener un gobierno que trabaje para superar las crisis que padecemos”.
En la misma linea, el concejal de Presidencia, Jordi Martí, en las filas de los comunes pero con pasado socialista, ha tuiteado: el gobierno de izquierdas es difícil pero posible. También lo es un gobierno independentista. Yo preferiría el primero, abriría una nueva etapa para superar bloques, y la mejor manera de detener a la ultraderecha.
Con información de EFE.