Este año que concluye, la cultura y la academia tuvieron significativas pérdidas, de manera que la Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) expresaron su sentir por la partida de aquellos hombres y mujeres, académicos, investigadores, funcionarios, personal de museos y de zonas arqueológicas, ligados a ambas dependencias.
En enero se registró el fallecimiento del museógrafo Iker Larrauri Prado (1929-2021), personaje central en el desarrollo de la museografía y museología mexicanas, y forjador de académicos que hoy siguen sus pasos. Durante los años setenta del siglo XX, impulsó los museos escolares a lo largo del país y participó activamente en la museografía del Museo Nacional de Antropología, inaugurado en septiembre de 1964, y en la Galería de Historia, Museo del Caracol, así como de recintos del extranjero, como los museos Nacional de Kuwait, de la Civilización Egipcia de Nubia, en Asuán, y el Olímpico de Lausana, Suiza.
Otra perdida sensible en ese mismo mes, fue la del embajador Alfonso de Maria y Campos Castelló (1949-2021), director general del INAH, de 2006 a 2012, periodo en el que tuvieron lugar los festejos por el Bicentenario de la Independencia de México y el Centenario de la Revolución Mexicana, en cuyo marco fueron rehabilitados y actualizados diversos museos de la institución.
Bajo su gestión se llevaron a cabo trabajos para abrir al público nuevas zonas arqueológicas, entre ellas Tancama (Querétaro), San Miguelito (Quintana Roo), Cerro de Trincheras (Sonora), Tehuacalco (Guerrero), Cañada de la Virgen (Guanajuato), y Atzompa (Oaxaca). También se abrió el Museo Maya de Cancún y se restauró el Ex Convento de Santa Ana, en Tzintzuntzan, Michoacán.
Pilar en el desarrollo de la arqueología, antropología, etnografía y museología en el país, entre otras disciplinas, Beatriz Barba Ahuatzin (1928-2021), profesora emérita del INAH, falleció el 29 de enero, la primera mujer titulada como arqueóloga en México, y fundadora de la Academia Mexicana de Ciencias Antropológicas.
La especialista, quien fuera esposa del connotado arqueólogo Román Piña Chan, investigó numerosos sitios arqueológicos, entre ellos Tlatilco y Tlapacoya, en el Estado de México. Fungió además como secretaria de organización del Sindicato de Antropólogos del INAH y como secretaria general de la Asociación Mexicana de Antropólogos Profesionales.
Igualmente, en enero, se tuvo el fallecimiento de Lydia Salazar Medina (1954-2021), personalidad clave en la construcción del INAH, quien durante décadas promovió la consolidación de la base trabajadora y la lucha sindical en la institución, siendo pionera en la delegación gremial D-III-24 de Administrativos Técnicos y Manuales, hoy parte del Sindicato Nacional de Trabajadores Administrativos, Manuales, Técnicos y Profesionistas, Sección Ciudad de México.
Con tristeza y nostalgia, a mediados de octubre, el ámbito académico sufrió la pérdida del historiador y antropólogo Alfredo López Austin (1936-2021), uno de los más destacados estudioso del pasado prehispánico, los mitos y el fenómeno humano en sí mismo. Publicó más de 30 libros, como autor o editor, entre ellos obras cumbre de su campo, como Hombre-Dios, religión y política en el mundo náhuatl y El conejo en la cara de la luna. Ensayos sobre mitología de la tradición mesoamericana.
Especializado en la lectura, desciframiento e interpretación de las inscripciones jeroglíficas del área maya, en particular las de la región de Palenque, Chiapas, de la cual dejó importantes aportaciones para el conocimiento de su historia dinástica, el epigrafista Guillermo Bernal Romero (1960–2021) falleció en marzo. Su último estudio, acerca del nombre de la antigua señora palencana, conocida como la Reina Roja, fue incluido por el INAH en la nueva museografía del Museo de Sitio de esa zona arqueológica. Fue investigador del Centro de Estudios Mayas (CEM), del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM, y colaborador del Proyecto Arqueológico Palenque del INAH.
Reconocido por su trabajó en la prensa comunista, en el registro de los desaparecidos por la guerra sucia de Echeverría o López Portillo, y sobre grandes personajes de finales de la década de los años setenta y principios de los ochenta, como Rosario Ibarra de Piedra, visibles gracias a sus fotografías, el fotoperiodista Marco Antonio Cruz (1957-2021) partió a inicios de abril.
Sus imágenes son clave para leer el proceso de transición democrática de México en el último cuarto del siglo XX. Su búsqueda para documentar, la composición estética y un lenguaje simbólico, otorgaron un nivel de excelencia a cada una de sus fotografías.
Pieza clave para comprender el desarrollo y las transformaciones que vivió la Ciudad de México durante el siglo XIX, la maestra María Dolores Morales Martínez (1938-2021) murió en julio. Durante los años setenta, sentó las bases de otras líneas de investigación de especial novedad historiográfica:
la estructura de la propiedad, el desarrollo urbano y los empresarios que formaron los primeros fraccionamientos de la Ciudad de México. Siempre fiel a su trabajo colectivo en la Dirección de Estudios Históricos del INAH, su trayectoria también destacó por su formación de generaciones de especialistas en historia, arquitectura y urbanismo.
Aunado a tales despedidas, la contingencia sanitaria de la COVID-19 y otras causas significaron para el INAH importantes pérdidas entre su personal de museos y zonas arqueológicas, así como administrativo, por ello, todas ellas y ellos, quienes hicieron y con su legado hacen posible a la institución, son evocados.