Al menos 207 personas murieron y alrededor de 450 resultaron heridas luego de ocho detonaciones que sacudieron la capital de Sri Lanka, Colombo y otro par de localidades, en un ataque aún sin responsables que rompió la paz del país asiático luego de haber dejado atrás su guerra civil en 2009.

La policía de Sri Lanka detuvo hasta ahora a ocho sospechosos calificados como “extremistas religiosos”, pero no se ha determinado quién está detrás de la planeación en la agresión a tres iglesias, dos católicas y una evangélica, y hoteles de las mencionadas regiones. El Gobierno, encabezado por Ranil Wickremesinghe, había recibido, diez días antes de los atentados, un aviso del jefe de la Policía, Pujuth Jayasundara, sobre posibles atentados contra recintos religiosos, en una nota en la que advertía de las intenciones del grupo musulmán radical National Thowheed Jamath.

El Ejecutivo convocó un gabinete de seguridad nacional y el presidente, Maithripala Sirisena, anunció una investigación exhaustiva de los atentados, mientras se sucedían las condenas a esta matanza en todo el mundo.

En tanto, Facebook afirmó este domingo que trabaja para eliminar el contenido que viola sus estándares, después de que fuera bloqueada temporalmente junto a otras redes sociales como Whatsapp y Viber por las autoridades de Sri Lanka tras la cadena de atentados.

“Equipos de Facebook han estado trabajando para apoyar a los equipos de rescate y de aplicación de la ley, así como para identificar y eliminar el contenido que viola nuestros estándares”, dijo la empresa mediante un comunicado.

Pese a mostrarse apoyo al gobierno de Colombo, Facebook declaró que: “La gente confía en nuestros servicios para comunicarse con sus seres queridos y estamos comprometidos con el mantenimiento de nuestros servicios y la ayuda a la comunidad y el país en este momento trágico”.

Sri Lanka es un territorio insular de Asia ubicado en el Golfo de Bengala, separado de la costa sur de India por el delgado estrecho de Palk. Sri Lanka ha sido a lo largo de su historia saqueada por sucesivas oleadas de invasores tamiles hindúes, procedentes del sur de la India, que enriquecieron a sus dinastías con los tesoros de las ciudades budistas.

Un punto de conflicto interno es el religioso, el miedo a ser desplazado por otras comunidades étnico-religiosas, junto con la identificación con el budismo theravada y la lengua cingalesa, han sido elementos distintivos de la identidad nacional de Sri Lanka. Este temor se reforzó tras la descolonización, cuando cristalizaron tres grandes identidades en pugna comunal: los cingaleses budistas, los tamiles hindúes y los musulmanes.

Los ataques contra minorías religiosas en Sri Lanka no son algo nuevo: en marzo de 2018, el Gobierno tuvo que declarar el estado de emergencia después de que se produjeran enfrentamientos entre musulmanes y cingaleses budistas, que dejaran como saldo dos muertos y decenas de detenidos.

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