Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, en entrevista para Bloomberg.

• “Va a llegar un día durante mi gobierno, que no van a ir mexicanos a trabajar a Estados Unidos”

• “No está creciendo la economía como quisiéramos, pero tampoco hay riesgos de recesión”

• “Lo que había en el fondo es que el actual aeropuerto, que son 600 hectáreas, se iba a urbanizar y se iban a hacer negocios jugosos al amparo del poder público”

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, dio una entrevista a la agencia informativa Bloomberg en Palacio Nacional, en la que junto con al editor en jefe de la agencia, John Micklethwait, abordaron temas sobre economía, ambiente político, migración, Donald Trump, corrupción, Guardia Nacional, el nuevo aeropuerto, entre muchos otros tópicos de trascendencia nacional.

Donald Trump, Estados Unidos, migración

El Jefe del Ejecutivo comenzó hablando sobre la relación que ha debido entablar con el mandatario de los Estados Unidos, Donald Trump, a quien ve como un aliado, debido a los 3 mil 180 kilómetros de frontera que se tienen con el país del norte: “Si fuésemos un país europeo o de Sudamérica, a lo mejor podríamos procurar otra relación con Estados Unidos, pero la vecindad nos obliga a entendernos y para eso lo mejor es la política, que se inventó para evitar la confrontación”.

Asimismo, el presidente López Obrador aseguró que la relación con los Estados Unidos es buena e informó que su objetivo es impulsar la cooperación para el desarrollo, como se ha venido haciendo con los países de Centroamérica: Guatemala, Honduras y El Salvador, donde México, además de exportar programas como “Sembrando Vida” y “Jóvenes Construyendo el Futuro”, invertirá en una etapa inicial 90 millones de dólares del Fondo Yucatán, aprobado en el Presupuesto de Egresos de la Federación.

“La migración de México a Estados Unidos ha disminuido, y va a disminuir más”, dijo el presidente, en referencia a esta cooperación para desarrollar a los países centroamericanos. Asimismo, aseguró que México no aceptaría ser Tercer País Seguro, como lo hizo Guatemala el pasado viernes 26 de julio.

El mandatario explicó que la estrategia sobre migración de su gobierno radica en el actuar de la Guardia Nacional para el control de los flujos migratorios, con respeto a los derechos humanos; sin embargo, insistió en que atacar las causas de la migración es su mejor estrategia: “Yo tengo un sueño que quiero convertir en realidad: va a llegar un día durante mi gobierno, que no van a ir mexicanos a trabajar a Estados Unidos, porque el mexicano va a tener trabajo y va a ser feliz donde nació”, dijo el Jefe de Estado mexicano.

Sobre el discurso racista de Donald Trump contra los mexicanos, que mucho criticó López Obrador en su campaña hacia la presidencia, mencionó que “le ha bajado”. “Cuando yo fui a Estados Unidos (en 2018), el discurso era otro, era más antimexicano, ahora el presidente Trump se ha moderado, es notorio y se lo agradecemos, a pesar de que se vive en Estados Unidos, lo digo de manera muy respetuosa, un proceso electoral”, incluso, criticó el sistema político estadounidense pues indicó que, de manera “muy respetuosa”, los mandatarios del país del norte trabajan dos años y luego ya están pensando en la reelección, lo que “se vincula con la política migratoria y otros temas”.

En cuanto a su relación con su homologo estadounidense, el mandatario mexicano mencionó que se ha entendido con él, pese a que Trump es republicano y López Obrador se asumió como progresista-nacionalista: “nos hemos entendido aceptando de que debe haber respeto mutuo y hasta ahora no nos hemos faltado al respeto; hemos conversado tres o cuatro veces por teléfono y nos hemos entendido, lo más complicado fue esto último de la amenaza de aranceles y se llegó a un acuerdo”. Asimismo, informó que a los 45 días del acuerdo del 7 de junio, el secretario de Estado, Mike Pompeo, se mostró satisfecho con los avances en México y su política migratoria para evitar los gravámenes a los productos mexicanos.

Economía nacional

“No, no, vamos bien, estamos bien y de buenas”, respondió el presidente mexicano ante los cuestionamientos de John Micklethwait, sobre una posible recesión económica en el país. “No está creciendo la economía como quisiéramos, pero tampoco hay riesgos de recesión, y tenemos otros indicadores que demuestran que está bien la economía”; entre algunos de ellos, mencionó el fortalecimiento del peso con relación al dólar, siendo la moneda más competitiva frente a dicha divisa en el mundo; también habló de la baja inflación con respecto a 2018; los salarios, donde el mínimo aumentó 16 por ciento, entre otros puntos.

“No soy fanático de la economía, creo que se exageró durante mucho tiempo cuando se elevó la economía a rango supremo y se subordinó todo lo demás: no creo en eso. Creo que es la política la que debe de coordinar los esfuerzos para el buen funcionamiento de la vida pública”, sentenció el mandatario, quien espera tener un sexenio con un promedio de 4 por ciento en el crecimiento de la economía mexicana.

López Obrador indicó que la clave para dar el salto de crecimiento de 2 por ciento en los últimos 36 años de gobiernos “neoliberales”, para alcanzar el 4 y finalmente el 6 por ciento al final de su sexenio, sería emular el mismo “milagro mexicano” que se dio entre 1942 y 1976. Ante esto, y “siendo respetuoso” de la autonomía del Banco de México, el presidente aceptó que es difícil impulsar la economía con tasas de interés fluctuantes en 8 por ciento, y agregó: “Me gustaría que el Banco de México no sólo se ocupara del control de la inflación, que pensara también en el crecimiento: el equilibrio”; sin embargo, indicó que ese tema le compete a Banxico.

“Crecimiento es hacer riqueza, pero no necesariamente distribuir riqueza; desarrollo es crecer y distribuir la riqueza. Nuestro gobierno lo que está haciendo mejor es la distribución, entonces aunque el crecimiento sea poco, hay una mejor distribución de la riqueza, es decir, hay más bienestar”, dijo el Jefe del Ejecutivo.

Corrupción, austeridad, ambiente empresarial

La pregunta de Micklethwait fue clara: ¿Podría ir Enrique Peña Nieto a la cárcel?
La respuesta del Ejecutivo fue: “Sí, pero lo veo difícil”, debido a que “todo el andamiaje político estaba hecho para permitir la corrupción, entonces ahora he enviado una iniciativa de reforma Constitucional para que el presidente de México pueda ser juzgado, por todos los delitos como cualquier ciudadano, esos son los cambios que estamos llevando a cabo”, sin embargo, se entiende, que esto no sería retroactivo para sus antecesores.

Asimismo, sobre las políticas de austeridad informó que esto no significa despidos de empleados, sino que “se inspira en Juárez, que decía que el funcionario debía aprender a vivir en la justa medianía, sin lujos; entonces, ¿qué pasaba en México?, se gastaba mucho en mantener al gobierno”, por lo que hizo referencia al famoso avión presidencial, helicópteros de lujo para todos los servidores públicos, las pensiones de los expresidentes, las que ascendían a 5 millones de pesos mensuales, dijo el mandatario. “Reducir los gastos arriba para aumentar los sueldos y apoyos a los de abajo; nunca en la historia de México se había destinado tanto dinero a los pobres como ahora, porque la austeridad no es un asunto administrativo, es un asunto de principios, es terminar con los lujos: no puede haber gobierno rico con pueblo pobre”.

La importancia de las medidas de austeridad para un mejor reparto de la riqueza, señaló el presidente López Obrador, es que la mejor distribución para el desarrollo se haga “sin deuda, sin aumentar impuestos, sin crear impuestos nuevos, porque en la izquierda había la idea de que había que aumentar los impuestos; yo no creo que eso en México sea necesario; creo que lo fundamental (…) es acabar con la corrupción”.

Luego de la cancelación del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México, o del alto a las subastas petroleras, Micklethwait cuestionó el papel del gobierno en la economía doméstica: “¿Qué les va a decir usted a los inversionistas extranjeros, que pueden confiar en que usted no va a intervenir en la economía?”.

“Ya no vamos a intervenir –respondió el presidente- que los contratos se están respetando, que no se va a cometer ningún abuso, que se respeta y se necesita la inversión extranjera, que el caso del aeropuerto tuvo que ver con corrupción porque se quería construir el nuevo aeropuerto en un lago, es la parte de la Ciudad, del Valle de México, que más se hunde (…) era una obra de mala calidad, con riesgos de hundimiento, con sobreprecios, costosísimos, o mejor dicho un proyecto oneroso. Para hacer dos pistas en el nuevo aeropuerto iban a cerrar dos aeropuertos, el actual aeropuerto (Benito Juárez) y el de Santa Lucía (…) y lo que había en el fondo es que el actual aeropuerto que son 600 hectáreas se iba a urbanizar y se iban a hacer negocios jugosos al amparo del poder público”.

Además, se dijo que a todas las empresas inversionistas del aeropuerto cancelado se les liquidó su parte correspondiente con acuerdo de antemano y gracias al cambio de proyecto en Santa Lucía, el gobierno ahorrará 100 mil millones de pesos. Asimismo, se informó que la subasta de pozos podría volver, siempre y cuando haya rendimientos para el país, a diferencia de cómo sucedió con los 107 contratos de beneficiarios por la Reforma Energética aprobada en 2013. “Si producen y cumplen, vemos si seguimos entregando contratos, sino para qué les damos contratos, ¿sólo para la especulación financiera?, sólo para que digan: obtuve de México un contrato y puedo en la bolsa de valores especular financieramente”, dijo López Obrador, y expuso que el resultado de dichos contratos permitidos por la modificación a la Ley, de su firma hace ya varios años a la fecha, sólo han dado como resultado 10 mil barriles de petróleo.

Régimen político y seguridad

“El poder Ejecutivo ya no es el poder de los poderes como era antes; el que mandaba en todo en México era el presidente, ahora no, a pesar de que es un régimen presidencialista, somos respetuosos de la autonomía del poder legislativo y del poder judicial, eso no se había visto en México”, mencionó el presidente López Obrador sobre su administración.

En cuanto a la seguridad, el mandatario indicó que lo primordial es atender las causas, los problemas que originan la violencia: “el hombre no es malo por naturaleza, son las circunstancias; si no hay crecimiento, si no hay empleo, si no hay bienestar, si se abandona a los jóvenes, hay violencia, que eso es lo que pasó en México: se desató la inseguridad y la violencia porque se abandonó el desarrolló, entonces ahora estamos atendiendo las causas”.

Sin embargo, resaltó la importancia de la Guardia Nacional como un cuerpo de seguridad que homologa a elementos del Ejército y la Marina, que ahora pueden ser utilizados para la seguridad pública. “No teníamos elementos, el presidente contaba en realidad con 10 mil efectivos de la Policía Federal y te podían estar secuestrando, asaltando, robando, enfrente de un cuartel militar y no podía el Ejército participar”.

Además, el Jefe de Estado resaltó la importancia de las reuniones diarias del gabinete de seguridad: “No delego a nadie este asunto, lo estoy atendiendo de manera personal”.

A poco más de un año de haber ganado la presidencia y a unos ocho meses de ocupar el cargo, Andrés Manuel López Obrador goza de una aprobación que va de entre los 60 y 70 puntos. Esta es apenas la segunda entrevista que concede directamente a un medio de comunicación, la primera fue a La Jornada, pero de lunes a viernes recibe a la prensa en Palacio Nacional durante su conferencia matutina de las siete de la mañana y es ahí donde ha sido cuestionado, felicitado y hasta ofendido por uno que otro periodista: “le muerden la mano a quien les quitó el bozal”, a parafraseado a Gustavo A. Madero sobre ello.

Su figura polariza desde siempre, y no por sus dichos sobre “fifis” o sus quejas contra el periodismo que no se “porta bien” con él, sino porque la sociedad mexicana parece que siempre ha visto en él un pretexto para irse a los extremos. En fin, luego de unos 30 años de lucha, es el presidente, y contrario a lo que muchos quisieran, su legado se podrá evaluar hasta 2024, cuando se marche de Palacio Nacional, no apenas a unos meses de batallar con el “elefante reumático” al que él mismo bautizó y al que decidió comandar, no sólo desde la oficina presidencial, sino en un gobierno itinerante que a diario recorre algún sitio distinto del país: hablándole a la gente, estrechando manos, tomándose fotos, recibiendo regalos, precisamente, como en los últimos años antes de triunfar en las elecciones de 2018.

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