Textos y Contextos Ayotzinapa: después de seis años, apenas se camina a la verdad; el cinismo de mentirle al dolor ajeno

Esta semana tuve que entrevistar a uno de los padres de los 43 normalistas de Ayotzinapa, luego de que identificaron los restos de Cristian Alfonso Ramírez Telumbre. A seis años de su desaparición, le pregunté a Felipe de la Cruz, vocero de las familias, que si esperaban resultados tan pronto: me quedé helado cuando respondió: “Nosotros nunca esperamos que fuera tanto tiempo de tormento psicológico, emocional, no pensamos llegar ni siquiera al año; ya van seis años y apenas caminamos hacia la línea correcta después del daño de la verdad histórica, pero lo bueno es que comenzamos a caminar hacia la verdad”.

Uno lo ve como periodista, profesor, estudioso de la historia donde casos como el de Rosendo Radilla se llevaron más de cuarenta años para tener una resolución, o 1968, 1971, la Guerra Sucia y cientos de desaparecidos de los que no se supo nunca el cómo, el cuándo el dónde; pero ellos, los padres… Esas familias sólo quieren justicia y si a caso un poco de paz; saben el cuándo, por años les mintieron en el cómo y necesitan saber el dónde, tal vez por lo menos para poner unas veladoras.

Una de las interrogantes desde que el hoy presidente, Andrés Manuel López Obrador, se presentó como candidato a Jefe de Estado, era qué lugar ocuparía en la administración Federal, Alejandro Encinas, por ser uno de los personajes más allegados al propio mandatario. Cuando a él se le asignó la subsecretaría de Derechos Humanos, Población y Migración, muchos supimos que la cosa iba en serio.

Una de las fortalezas de este gobierno sería, claro, reforzar la debilidad del anterior, una que surgió el 26 de septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero y se agravó el 7 de noviembre de aquel año, cuando de forma casi pueril, Jesús Murillo Karam dijo su célebre: “Ya me cansé”, al narrar su inverosímil “verdad histórica”.

Lo doloroso es que miles de familias se encuentran enlutadas desde hace ya muchos años y aunque la oposición le diga al actual presidente que deje de echar culpas a las administraciones pasadas, ¿cómo se le dice eso a las familias que han buscado por todas partes lo que incluso ya intuyen, serán sólo los restos de su ser querido?

El viernes, a unas calles de donde vivo, asesinaron a un joven, casi adolescente, a balazos: dicen que fueron más de veinte. Dos sujetos en motoneta lo acribillaron a bordo de su auto y huyeron. Minutos después, llegó el papá, la familia, varias mujeres, todos se desgarraron en gritos, llanto, le pegaban al auto donde falleció.

No me cabe en la cabeza multiplicar ese dolor por los miles de asesinatos y feminicidios que se viven de forma ya tan cotidiana en un país que desde 2006 se acostumbró a ser un campo de batalla, pero que desde 1968, ya tenía un gobierno dispuesto a matar para mantener su control absoluto. Miguel Nazar Haro, Arturo “El Negro” Durazo, sujetos como ellos reafirman el hecho.

No logro comprenderlos, no sé si admirarlos o simplemente dejarlos en un enigma para no repudiarlos, pero no entiendo cómo hacen los reporteros de “nota roja”. Frente a un asesinado yo odio mi profesión porque no tengo quizás el carácter para preguntar: “¿Y quién era, a qué se dedicaba, fue pasional o quisieron robarlo?”, simplemente, no puedo.

El dolor ajeno es una roca muy pesada para soportar, y lo más que uno logra, es darle voz a quienes quieren utilizar el foro para pedir justicia, para quejarse, quizás hasta para contar su historia a modo de catarsis. ¿Qué cinismo hubo que existir para decir un “ya me cansé” o inventarle a las familias de los normalistas un montón de mentiras seguro bajo el pensamiento de “ya para que dejen de chingar”?

Por eso, se entiende que los padres de los desaparecidos no quieran olvidar a las anteriores administraciones, pues en muchos casos fueron funcionarios gubernamentales quienes tuvieron la responsabilidad en la muerte de sus seres queridos. “El principal orquestado material de la verdad histórica fue Tomás Zerón junto con Murillo Karam como entonces procurador, pero como es un crimen de Estado, la responsabilidad puede llegar a Enrique Peña, su gabinete de Seguridad, el Secretario de Gobernación”, dice el vocero de las familias de Ayotzinapa.

Felipe Calderón le mintió a los padres de los niños que murieron y a otros que salieron heridos, en la explosión Guardería ABC de 2009, donde Marcia Matilde Altagracia Gómez del Campo Tonella, una de las responsables, resultó ser prima de la ex primera dama, Margarita Zavala. Hoy, se cae a pedazo una “verdad histórica” que nunca nadie creyó pero con la cuál le faltaron al respeto a las familias de 43 jóvenes desaparecidos… ¿Cómo pide la oposicion que ya no se culpe a las administraciones anteriores, si fueron los propios funcionarios los criminales a la cabeza de tantas injusticias?

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