Tensión en EU: Biden en la antesala del poder; Washington en alerta máxima, se protege al Capitolio

Mañana 20 de enero finalmente se llevará a cabo la transferencia de poderes en los Estados Unidos, evento en el que Joe Biden tomará protesta como presidente de los Estados Unidos, esto ante la ausencia de Donald Trump, actual inquilino de la Casa Blanca.

En semanas anteriores, ante el anuncio de Trump, Biden dijo que la decisión de no asistir a su investidura era “una de las pocas cosas en las que él y yo hemos estado de acuerdo”. En tanto, apenas hace unos días se dijo que el vicepresidente Mike Pence sería bienvenido al evento, por lo que éste será el representante del Ejecutivo.

Biden será juramentado por el presidente de la Corte Suprema, John G. Roberts Jr,. En el Frente Oeste del Capitolio antes del mediodía. Se espera que el nuevo presidente dé su discurso inaugural y pase revista a las tropas militares, como es tradición.

Pero en lugar del desfile que recorre la Avenida Pennsylvania frente a espectadores ciudadanos, la vicepresidenta y sus familias se dirigen a la Casa Blanca, habrá una escolta oficial con representantes de todas las ramas del ejército a lo largo de una cuadra de la ciudad.

Para los espectadores remotos, el comité inaugural ha planeado lo que llama un desfile virtual por todo el país con música, poetas y bailarines “que rindan homenaje a los héroes de Estados Unidos en las primeras líneas de la pandemia”.

A las 5:30 p.m. del 19 de enero, la noche antes de que Biden preste juramento, el comité celebrará una ceremonia de iluminación alrededor de la piscina reflectante del Memorial de Lincoln en memoria de las personas que han perdido sus vidas en la pandemia del coronavirus en Estados Unidos.

También habrá un evento televisivo en horario de máxima audiencia el 20 de enero con la participación de celebridades como Tom Hanks, Justin Timberlake y Jon Bon Jovi que tiene como objetivo “mostrar la resistencia, el heroísmo y el compromiso unificado del pueblo estadounidense de unirse como nación para sanar y reconstruir”.

Durante semanas, Washington se ha preparado para la posibilidad de que haya manifestantes. Pero la capital de la nación fue puesta en alerta máxima después de que una turba violenta irrumpió en el edificio del Capitolio el miércoles 6 de enero y obligó a los legisladores a detener el conteo oficial de los votos del Colegio Electoral que se celebraba para confirmar la victoria de Biden.

La alcaldesa Muriel E. Bowser ha advertido que los extremistas que apoyan a Donald Trump podrían seguir causando estragos y ha extendido la emergencia pública de la ciudad hasta el 21 de enero, señaló The New York Times.

En consecuencia, un amplio perímetro que ocupa todo el centro, incluido el Capitolio, la Casa Blanca y la explanada conocida como National Mall, se encuentra cerrado al paso de los viandantes o vehículos, y seguirá así hasta después de la investidura de Biden el miércoles.

Al menos 10 mil militares reservistas de la Guardia Nacional están ya desplegados en la capital estadounidense, y se espera que esa cifra suba a 25 mil para la noche del martes, la víspera de la investidura.

El FBI y el Servicio Secreto han incrementado los esfuerzos de seguridad en torno a la ceremonia de posesión. Los expertos han advertido que algunos grupos extremistas de extrema derecha ya están discutiendo un asalto para ese día similar al mortal ataque al Capitolio.

Los disturbios en el día de la toma de posesión tienen precedentes: durante la de Trump en 2017, multitudes en Washington dañaron fachadas de tiendas, lanzaron piedras y ladrillos a los agentes de policía y prendieron fuego a una limusina en protesta por la elección de Trump. El día terminó con más de 200 arrestos.

Las pistas que detectó el FBI en las redes sociales apuntaban a la posibilidad de un segundo asalto al Congreso de Estados Unidos, así como a edificios de capitolios estatales en las capitales de cada estado.

Ayer hubo pequeñas protestas de seguidores de Trump en varios estados que no derivaron en incidentes destacables, pero la mayoría de las conversaciones en las redes sociales apuntaban a manifestaciones más elevadas para hoy.

Sin embargo, algunos activistas de ultraderecha han instado a los seguidores de Trump a quedarse en casa, al asegurar que las protestas son una “trampa” para acusarles de actos violentos, informa el diario The Washington Post.

Las autoridades estatales han tomado medidas para cercar o asegurar los edificios públicos más importantes de cada entidad, y confían en que ese fuerte dispositivo de seguridad disuada a los manifestantes de implicarse en cualquier acto violento.

Tras el cierre de miles de sus cuentas en Twitter y el bloqueo a la red social conservadora Parler, los grupos extremistas han comenzado a coordinarse en aplicaciones encriptadas de mensajería como Telegram, lo que puede haber complicado los intentos de organización de protestas armadas contundentes.

Con información de EFE, The New York Times.

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