En el marco de la celebración del día de las niñas y los niños, en el mes de abril, es pertinente recordar que como señala el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF por sus siglas en inglés), ellas y ellos tienen derecho a la salud, la educación y la protección, independientemente del lugar en el que nacieron.

De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), la obesidad infantil es uno de los principales problemas de salud pública del siglo XXI.

Además, en la actualidad, el mundo enfrenta un fenómeno de doble malnutrición: por un lado se encuentra aquella que tiene su origen en la limitante de las personas a acceder a cualquier tipo de alimento y por otro lado, aquellos que aún con un consumo excesivo de productos ultraprocesados no cubren los nutrientes necesarios.

La malnutrición es un problema que afecta a niños, niñas y adolescentes en nuestro país. Por un lado, la desnutrición durante la infancia tiene impactos negativos como tallas bajas y desarrollo insuficiente del sistema inmunológico, mientras que el sobrepeso y la obesidad favorecen la aparición de enfermedades como diabetes, problemas circulatorios, del corazón o de los riñones, repercusiones graves que afectan la calidad y la esperanza de vida, reconoce la UNICEF. (4)

Un análisis realizado por las doctoras Sophie Hawkesworth y Lindsay Keir publicado por BBC News y consultado por el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO), indica que 9 de cada 10 países  están atrapados en una doble epidemia de salud conocida como la “doble carga”, lo cual significa que las personas con sobrepeso y las desnutridas viven lado a lado y que la disponibilidad sin precedentes de alimentos poco saludables, los empleos de oficina, la expansión de los medios de transporte y el uso de la televisión son algunas de las causas.

“Incluso puede sucederle a una misma persona. A veces se puede tener sobrepeso, pero carecer de nutrientes vitales. También existe el fenómeno grasa delgada, cuando las personas parecen tener un peso saludable, pero en realidad tienen grandes cantidades de grasa oculta”, se advierte en el estudio.

La investigación subraya que los cambios en el estilo de vida son en parte responsables de esta doble carga de obesidad y desnutrición. Muchos países de ingresos medios y bajos tienen una nueva clase media con más dinero, lo que significa que muchas personas rechazan sus alimentos tradicionales e ingieren una gran cantidad de productos altos en azúcares, grasas y carne, y aunque las dietas de muchas personas pueden ser más altas en calorías, tienen muy pocas vitaminas y minerales.

Asimismo, los niños desnutridos también tienen más probabilidades de tener sobrepeso cuando crezcan, ya que su metabolismo se ralentiza y su cuerpo se aferra a las reservas de grasa.

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