La migración y las remesas en tiempos de pandemia

La pandemia tuvo impactos en tres aspectos del proceso migratorio: en el menor flujo de migrantes en sus primeros meses y las mayores restricciones por la vía oficial y mayores desafíos de los migrantes no documentados. Según el anuario de Bancomer sobre migración, la emisión de visas, por ejemplo, cayó más de 95% en el segundo trimestre de 2020. A partir de mediados de ese año el número de detenciones mensuales fue creciente, superando la de los dos años previos. En marzo de 2021, por ejemplo, se detectó la detención de 60 mil mexicanos, cifra no registrada desde 2010.

Las caravanas de migrantes de Centroamérica se multiplicaron y las condiciones dramáticas por las que atraviesan los migrantes fueron crecientes; de la represión de las autoridades, de los llamados, antiguamente, polleros a la organización criminal que los esquilma; y, por supuesto las dificultades territoriales que enfrentan.

En la pandemia se mostró el trabajo esencial de los migrantes en sectores fundamentales: los migrantes participaban en el sector del transporte y almacenamiento en Europa con el 18.6%; 12.3% en el transporte terrestre y con el 12% en el transporte terrestre. Esto nos permite comprender, por ejemplo, la falta de mercancías en los supermercados en diferentes momentos de la pandemia, como ahora se registran en Estados Unidos.

En Estados Unidos, los migrantes mexicanos representan el 11.7% de la fuerza de trabajo en la manufactura de alimentos, el 19.8% en la agricultura, 19.8% en el comercio mayorista, 16.5% en hospitales y 14.7% en otros servicios de salud. Y no se contabilizan en el trabajo de cuidados. Lo que mostró, repetimos, la importancia esencial del trabajo migrante. Un día sin mexicanos.

Las principales entidades que registraron salida de migrantes entre 2015-2020, fueron Guanajuato (18.1%), Jalisco (17.7), Michoacán (6.7%); y con poco más del 5% Oaxaca, Veracruz y la Ciudad de México.

Las remesas, ingresos fundamentales para millones de hogares en nuestro país, se convierten en parte fundamental de la vida cotidiana, de los gastos en alimentación y salud; y han contribuido, sin duda, a paliar la crisis del COVID, el desempleo, la informalidad y los bajos ingresos de la mayoría de los trabajadores. Las remesas enviadas a julio de 2021 fueron 28 187 millones de dólares, a noviembre alcanzaron 46 833 millones de dólares y a diciembre se esperaba superarían los 50 000 millones de dólares.

Empresas eléctricas públicas en varios países

Las cinco empresas estatales de electricidad más importantes del mundo son: EDF, Francia; Enel, Italia; Tepco, Japón; y Vantenfall en Suecia.

En 2016, el 62% de la generación eléctrica en el mundo era público (OCDE, abril 2018), cuando 32 de las 50 más grandes compañías en el mundo eran públicas. Canadá también tiene empresa pública.

Después de la segunda guerra mundial Francia fundó Électricité de France después de un proceso de nacionalización de diversas empresas, hoy primer productor y distribuidor de electricidad en Europa, sus trabajadores se opusieron a la privatización y el Estado tiene más del 84% de su empresa EDF; tiene centrales nucleares; y actualmente proyectos de entrada de capital privado a “energías limpias”.

Entel, la empresa italiana, compró, en los noventa, parte de Endesa, empresa pública española, black Rock mediante. Adquirió 73% de Electropaulo, empresa pública de Brasil, en 2018.

La empresa pública de Japón, Tepco, se crea después de la tragedia de la empresa privada Fukushima, en marzo de 2011, en la que estuvieron mezclados fenómenos naturales -terromoto y tsunami, e intereses privados de empresas y reguladores.

La sueca Vattenfall, formada a principios del siglo XX, producía en sus inicios energía hidroeléctrica, y a finales del siglo XX energía nuclear con 7 reactores. En las últimas décadas, con el boom petrolero, se fue por la energía fósil y en 1980 se votó por eliminar la energía nuclear.

Incluso Estados Unidos tiene números empresas públicas y una gran empresa de energía renovable, Autoridad del Valle de Tennessee, fundada en 1933, durante la gran depresión, y tiene 29 presas hidroeléctricas.

Inglaterra tenía el monopolio estatal de la generación eléctrica, Central Electricity Generating Board, antes de las privatizaciones impulsadas por Tacher y compañía.

En México, Cárdenas crea la Comisión de Electricidad el 14 de agosto de 1937, siete meses antes de la expropiación de las empresas petroleras extranjeras.

 

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