Moreno Valle, un proyecto trunco de cacicazgo hacia la presidencia (1ra parte)

Reportaje original publicado en revista Proceso No. 2200

“Entre los cronistas de hoy, se dice a sotto voce que el gobernador que más se ha parecido a Maximino Ávila Camacho es Rafael Moreno Valle Rosas (2011-2017). Como los tiempos han cambiado, el arma preferida de Moreno Valle no es la pistola sino el celular (a veces de modo literal)”, escribió apenas este año el historiador Andrew Paxman, para explicar el paralelismo entre los caciques del pasado y del presente en el libro Los Gobernadores, coordinado por él.
Como Maximino Avila Camacho, que prolongó su poder desde 1937 hasta 1945 en Puebla, Moreno Valle pretendió construir un cacicazgo estatal tan fuerte que lo proyectara hacia la presidencia de la República, pero también como el temido general que combatió a los cristeros, el joven ex gobernador y coordinador de los senadores del PAN vio truncada sus aspiraciones de manera trágica.

“Tanto Maximino como Moreno Valle intentaron usar Puebla como baluarte para construir una campaña presidencial, con la ayuda de títeres en la silla gubernamental. Y los dos murieron inesperadamente antes de concretar su proyecto, durante los primeros días del segundo ‘títere’”, subraya Paxman, al ser entrevistado por Proceso.

Los paralelismos históricos son sorprendentes. En el caso de Avila Camacho, le siguieron en el gobierno estatal Gonzalo Bautista y luego Carlos Betancourt, quien sólo llevaba 17 días como gobernador cuando falleció su protector. A Moreno Valle le siguieron Tony Gali, mandatario estatal por un miniperiodo, y su esposa Martha Ericka Alonso, quien sólo tenía 10 días al frente del gobierno estatal.

En 1940, el general Lázaro Cárdenas designó como su sucesor en la presidencia de la República a Manuel Avila Camacho, gesto que enfureció a su hermano mayor Maximino, quien se consideraba  con más atributos para el cargo. Fue secretario de Comunicaciones y Obras Públicas en el gabinete de Avila Camacho y desde esa posición operó para lograr la sucesión en 1946 y vencer al entonces secretario de Gobernación, Miguel Alemán Valdés, ex gobernador de Veracruz.

Los historiadores recuerdan que Maximino llamó “facineroso” a Alemán Valdés y anunció que lo mataría. Antes de que esto sucediera, Maximino Avila Camacho murió en circunstancias extrañas el 17 de febrero de 1945. Algunas versiones indican que fue envenenado.

El uso selectivo de la violencia

Como si fuera un perfil del propio Moreno Valle, Paxman describió a Maximino como un “protector monopolista, rompehuelgas a balazos, pupulista desvergonzado, enemigo de la prensa y la transparencia, autor intelectual de asesinatos, manipulador de un Congreso de paja, autoenriquecido, machista a ultranza y creador de un culto a la personalidad tan fuerte que sobrevivió a su propia muerte por años. Maximino fue la encarnación del cabrón posrevolucionario”.

En el mismo libro Los Gobernadores, el periodista Ernesto Aroche Aguilar describe a Moreno Valle como una versión moderna del cacicazgo de Maximino Avila Camacho.

“Desde el uso de selectivo de la violencia represora y la cooptación de la prensa, hasta el control tras bambalinas de un Congreso local, hay mucha evidencia del autoritarismo de un lobo priista con piel de oveja del PAN”, subraya Paxman al abundar sobre  Moreno Valle.

El otro talante autoritario de Moreno Valle lo heredó de su abuelo, el también exgobernador de 1969 a 1972 y exsecretario de Salud en el sexenio de Gustavo Díaz Ordaz, Rafael Moreno Valle, médico militar, oriundo de Atlixco, quien a pocos días de tomar posesión, el 15 de febrero de 1969, ordenó una sangrienta matanza de campesinos en el pueblo de Huehuetlán, El Chico, en la mixteca poblana. El 30 de enero de 1970, el médico militar Moreno Valle ordenó otra matanza de cerca de 40 campesinos en Monte de Chila, en la sierra norte de Puebla.

Las denuncias y la presión ejercida por el periodista poblano Manuel Sánchez Pontón, director del diario La Opinión, a quien Moreno Valle mandó a agredir de manera brutal, provocaron un escándalo nacional. El 14 de abril de 1972, el presidente Luis Echeverría Alvarez ordenó la destitución del abuelo de Moreno Valle Rosas.

Moreno Valle Rosas se inició como priista desde los 23 años. Fue secretario de Finanzas del gobierno de Melquiades Morales Flores, su auténtico padrino político, diputado federal de 2003 a 2006, cuando se ganó la amistad y el apoyo de la entonces poderosa dirigente del sindicato magisterial Elba Esther Gordillo, y cambió hacia el PAN en 2006 para luego ser candidato a gobernador en 2010 encabezando una coalición con el blanquiazul, el PRD, Nueva Alianza y Convergencia.

Para Andrew Paxman, investigador del Centro de Investigaciones y Docencia Económica (CIDE), los cacicazgos modernos al estilo de Moreno Valle, de Javier Duarte o de Roberto Borge, se crearon tras la reforma fiscal de 1998, en el sexenio de Ernesto Zedillo, que concedió a los gobernadores mayor autonomía financiera y mayores fondos. La riqueza y la impunidad inusitadas de los mandatarios estatales contemporáneos surgieron bajo esa coyuntura.

-¿Esta cultura autoritaria era propia de la herencia de Moreno Valle o un producto más contemporáneo de los gobernadores de los últimos 20 años? –se le preguntó a Paxman.

-La cultura autoritaria en Puebla es el legado de Maximino y los miembros de su cacicazgo que la perpetuaron durante décadas. Establecieron la mano dura como la manera típica de llevar las cosas y esa costumbre persistió, por lo menos, hasta Mariano Piña Olaya (1987-1993). Luego fue menos notable durante varios sexenios.

“Pero como argumentamos en Los Gobernadores, la creciente impunidad y autonomía fiscal de los mandatarios estatales durante los últimos veinte años permitieron a gente como Moreno Valle crear nuevos cacicazgos”, precisó.

-¿Desde su punto de vista, qué quedará del grupo y del proyecto de Moreno Valle?

-Dudo que se quede mucho de su proyecto. A diferencia de los tiempos de Maximino, el escenario político en Puebla, hoy en día, es demasiado fragmentado. Apostaría a que Miguel Barbosa (ex candidato a gobernador de Morena) gane la próxima elección, a menos que surja un fuerte candidato independiente que logre convencer a los poblanos que ya no se puede confiar en los partidos.

“De hecho, hay tanta desconfianza en Puebla tras el derrumbe del helicóptero, que es muy probable una fuerte candidatura independiente”, anotó el también autor del libro En Busca del Señor Jenkins, biografía extensa de William Jenkins, precursor de la plutocracia mexicana y personaje central en la vida de Puebla.

“Lo curioso de Maximino es que su cacicazgo se perpetuó en Puebla durante 18 años después de su muerte. Sobrevivió porque todos eran priistas y porque su hermano Rafael, gobernador en los cincuenta, ayudó a mantener la tradición. Ahora, aunque nunca lo admitan, me imagino que muchos políticos y empresarios poblanos sienten un gran alivio de que el cacique acosador del estado ya se fue”, reflexionó Paxman.

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