Labor silenciosa pero decidida; determinante en tiempos de pandemia, para recibir de todos los rincones del país en la Ciudad de México a enfermeras, médicos y todo el personal relacionado en el combate contra el virus que, a finales de noviembre del año pasado y hasta principios de febrero del 2021, azotó con fuerza a la capital del país.
Los médicos cubanos también acudieron al auxilio de cientos de enfermos que desbordaban los centros hospitalarios.
En ese momento el desafío fue mayúsculo. La autoridad de la Ciudad de México buscaba dónde hospedar al personal médico para darles tiempo de recuperación, afanosos localizaban sitios para brindar tiempo de reposo a estos “héroes y heroínas”, como los ha llamado Andrés Manuel López Obrador: “héroes anónimos” que han combatido con todas sus fuerzas el contagio.
Sin ostentación, sin atracción de los reflectores de los medios de comunicación, en su labor silente, los propietarios de hoteles y moteles de la Ciudad de México, hospedaron a decenas y decenas de médicos y enfermeras, en un gesto solidario con los habitantes de la Ciudad.
Al caminar por la calle de Tonalá en la colonia Roma, la que escribe, desde hace tiempo ha observado un pequeño cartel anunciando “en este hotel se hospeda a personal médico que que atienden a enfermos de COVID-19 de manera gratuita”.
En medio de la pandemia, la solidaridad apareció en el personal y desde luego, en los empleados que laboran en los hoteles, quienes sin temor, alojaron y atendieron a doctores y enfermeras después de arduas jornadas de batalla contra la epidemia.
Al pasar por la calle encontré a una recamarera, que cargaba en un carrito todo lo necesario para limpiar y sanitizar las habitaciones, con respeto intercambie miradas ya que más de las 2/3 partes de nuestro rostro permanece cubierto, entonces me acerque y le pregunté ¿ustedes atienden a médicos y enfermeras de otros estados que vienen a ayudar a los enfermos de Covid-19? Así es, respondió con un brillo en los ojos que reflejaba su agrado, todos señorita, aquí ponemos nuestro granito de arena para salir adelante.
Entrega, determinación, aprecio por la vida en este bello gesto que no ha tenido mayor difusión, pero que alegra el corazón de trabajadores y propietarios que, con su empeño y solidaridad, contribuyen al combate de este mal, que ha cambiado radicalmente nuestras vidas.
