La inflación se hace presente, a nivel internacional y nacional, y repercute lesivamente en el poder de compra de los ingresos de los trabajadores.

La inflación en Estados Unidos alcanza tasas no vistas desde hace más de cuatro décadas: 7% el año pasado con el impacto del incremento del precio de energía de 29.3% y del petróleo de 50%. Los precios del petróleo pueden seguir aumentando, ahora se cotiza a 90 dls. el barril, cuando en enero del año pasado estuvo en 54.38 dls. por barril; recordemos que llegó a tener un precio negativo en medio de la pandemia en 2020 y registró su precio promedio más bajo el 21 de abril de 2020 cuando fue de 12.22 dls. por barril.

Los alimentos aumentaron 6.3%. El trigo aumentó el año pasado entre 25.8 y 40.3%, dependiendo del tipo de grano; el maíz alrededor del 24%; el arroz 13.24%; en esta semana de enero de 2022, el trigo aumentó 4.5% respecto a la semana anterior y el arroz 2%.

La FED, la Reserva federal equivalente al Banco de México, anuncia el alza de la tasa de fondos federales hacia mediados de marzo, en su próxima reunión, ante un panorama de recuperación del crecimiento, 5.7% el año pasado, y una baja tasa de desempleo. Sin embargo, se advierte del impacto en el crecimiento de la inflación.

La inflación en Estados Unidos repercute en la economía mexicana, dado el alto volumen de importaciones, en particular de granos básicos que hemos registrado. Las importaciones de granos entre enero y noviembre del año pasado aumentaron 10.9% en volumen y 60.2% en valor. Las importaciones de maíz de Estados Unidos aumentaron 77.5% y alcanzaron 4 596 millones de dólares; las de complejo de soya aumentaron 52.1%; las de trigo aumentaron trigo 39%, y las de frijol, por un monto mucho menor, 189.4 millones de dólares, se incrementaron 47.6%. Disminuyeron las importaciones de arroz, avena y sorgo.

Y si le agregamos el incremento en el precio del gas en Europa que enfrenta a la mayoría de las familias a una crítica situación invernal y el desabasto en supermercado en Estados Unidos y en Inglaterra, podemos entender que la inflación es un asunto que a todos nos concierne.

La inflación registrada en 2021 en México fue también una de las más altas de los últimos años, del 7.36%, muy superior a la esperada inicialmente por el Banco de México de 4%, superior a la registrada hace dos décadas y se reconoce el impacto del aumento de los precios en alimentos y energéticos.

En México tenemos la política pública de mantener el precio real de las gasolinas y de la luz y un abasto emergente de gas para mitigar el gasto en los hogares de los barrios más populares de la ciudad. Y, a nivel federal, tenemos en este gobierno los aumentos históricos a los salarios mínimos: 16% en 2019, 20% en 2020; 15% en 2021 y para este año de 22% por ciento.

Sin embargo, la política salarial del neoliberalismo que llevó a perder entre el 60 y el 70% del poder adquisitivo del salario, dejó a los trabajadores en tan graves condiciones que no son fáciles de superar. Y la crisis reforzada por la crisis de la pandemia multiplicó el abismo de la informalidad.

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