La agricultura, la agroindustria y los agroquímicos

La agricultura, actividad ancestral de la humanidad, ha estado sometida desde los años sesenta a una dominación del gran capital trasnacional y de los gobiernos de los países centrales que subsidian enormemente a sus productores al tiempo que han impuesto la eliminación de los subsidios en los países dependientes, arrastrando con ello la pérdida de la soberanía alimentaria. Así se ha registrado que México, cuna genética del maíz, haya perdido su autosuficiencia alimentaria e importemos más de la mitad del consumo nacional de maíz y que éste en gran parte se destine a la agroindustria (Maseca y Gruma) y a la ganadería.

La obsesión de la productividad, que esconde la obsesión mayor del apetito de la ganancia del capital, ha llevado, en el caso de la agricultura al uso de maquinaria y equipo, a un consumo intensivo del agua y al empleo de químicos producidos por las grandes empresas químicas y, sobre todo en las últimas décadas, a fertilizantes y semillas genéticamente modificadas cuyas patentes pertenece a esas trasnacionales. Procesos que impactan negativamente a la tierra y al medio ambiente.

Elianne Ceccon de la UAM Xochimilco, ha señalado que “los agroquímicos (también llamados agrotóxicos) de los cuales se tiene registro que han causado daños a la salud, son el glifosato y el nemagón. Respecto al glifosato, se ha documentado que puede ocasionar distintos tipos de cáncer, así como provocar diversas afecciones a la salud, que van desde vómito, diarrea, edema pulmonar, depresión respiratoria, insuficiencia renal, hasta malformaciones en recién nacidos cuyas madres estuvieron expuestas a dicho agroquímico.”

Recordemos, por otra parte, que uno de los primeros secretarios del neoliberalismo en nuestro país señaló que para qué producir maíz en Chiapas, cuando era más barato importarlo. Y que el TLC provocó un acelerado proceso de destrucción en el campo y, en consecuencia, un acentuado proceso migratorio. Blanca Rubio nos recuerda a Pedro Páramo: “Desde entonces la tierra se quedó baldía y como en ruinas. Daba pena verla llenándose de achaques con tanta plaga que la invadió en cuanto la dejaron sola. De allá para acá se consumió la gente; se desbandaron los hombres en busca de otros bebederos”.

 

Tags: